El adiós a los pinchos oficiales

LUGO

La crisis endurece el discurso nacionalista, fuerza a Blanco a insuflar moral a los socialistas, y a los alcaldes, a captar crédito

30 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

-E logo, ¿que dan?

Atento a los peldaños, agarrado al pasamanos, el jubilado pregunta al amigo que le sigue los pasos escaleras abajo en el centro cívico de A Piringalla, detrás del alcalde en la visita inaugural, el jueves último. ¿Que dan?

-Nada ho, que hai crise

El jubilado de A Piringalla aplaude, sí, la apertura del centro cívico que a él y a otros vecinos les muestra Orozco . Pero es evidente que echa algo en falta. No hay pinchos, ni gorras; ni una camiseta, nada. El pincho inexistente en el acto municipal es la confirmación popular del largo alcance de la crisis. Explica por qué Orozco estuvo entre los que forzaron a Zapatero a cambiar en 24 horas el decreto que (ahora) impide a los concellos concertar créditos en el 2011. Quizá ya nunca haya pinchos en los actos municipales. Quizá la dieta forma parte de las ideas para la nueva economía que expondrá en Lugo el ex ministro Caldera.

-Nada, ho, non dan nada.

El ex ministro Jesús Caldera tiene Ideas para una nueva economía en España . Caldera, según se ve, tiene las recetas que busca el presidente Zapatero, pero parece que aún no se las ha dado. El ex ministro desembarca en Lugo mientras su compañero de partido José López Orozco sugiere que si la oposición municipal no apoya la concertación de un nuevo crédito, mientras el Concello tiene la posibilidad de hacerlo (hasta enero del 2011), se verá en la necesidad de estudiar la subida de impuestos. No quiere hacerlo, pero...

Los socialistas, en estos días difíciles, miran al ministro José Blanco como el náufrago mira la balsa. Blanco, político en racha, se pasea por la provincia y hay en el PP una sospecha de candidatura, una presunción de cartel electoral en las urnas autonómicas. A Blanco le lanzan cañonazos de ataque preventivo en el PPdeG. Lo hace con frecuencia el presidente provincial, José Manuel Barreiro , pero también se apunta el candidato a la alcaldía de Lugo, Jaime Castiñeira Broz . Mientras los notables del PP lucense buscan el cuerpo a cuerpo político, en la tropa popular hay quien le pone más fáciles las cosas a los socialistas. Los concejales sarrianos Ana María López y Manuel Flores tienen, según se vio en el más reciente pleno, algunas dificultades para asumir las decisiones de su grupo. Hay quien olvida con frecuencia, para perjuicio propio, acogerse al fundamental aviso de Gómez de la Serna: «No hay que tirarse desde demasiado alto para no arrepentirse por el camino». Greguería de aplicación al portavoz del Bloque, Guillerme Vázquez , que ayer dejó ante los nacionalistas lucenses el mensaje más duro de la izquierda gallega, en la clausura de una jornada sobre Castelao.

«Os chamados mercados son feras salvaxes que non se amansan dándolles de comer, simplemente engordan. É hora de poñelas a dieta rigorosa», dijo contundente Guillerme Vázquez. Si las apariencias no engañan es el mismo partido que hace nada cogobernaba Galicia, pero ¡vaya usted a saber! Uno de los asistentes al acto (entre el público) fue el ex conselleiro de Industria, Fernando Blanco , de cuya política alternativa queda sobrada constancia en las hemerotecas.

La política, vista a pie de calle, resulta de mucho entretenimiento. A veces no es fácil entender el espectáculo, pero entretiene. Le pasa a la Asociación en Defensa do Parque Rosalía de Castro con la posición institucional en el caso de la urbanización de O Garañón, al pie de la citada zona verde. Marcos Bourio y otros miembros del colectivo han dedicado horas y más horas a buscar documentación para demostrar por qué creen que hay cosas que no se hicieron bien. En el otro lado, en el Ayuntamiento, la delegada de Urbanismo, María Novo , defiende las decisiones municipales con firmeza. Estos días, los técnicos del Concello andan ocupados preparando informes sobre la más reciente denuncia efectuada por la asociación. El urbanismo en la provincia de Lugo ha dado mucho juego político en los últimos años y seguirá dándolo. En la capital, el PXOM no acaba de superar el trámite de la aprobación definitiva. Y así desde 1998, más o menos, con lo que se demuestra que no andaba descaminado el escritor antes citado cuando dijo que «en lo que más avanza la civilización es en la perfección de los envases».

Lugo, ya se sabe, es una ciudad tan tranquila que hasta el reloj consistorial atrasa y, de cuando en cuando, se toma un descanso. Incluso en una ciudad así hay estos días mar de fondo. Hay quien debería apreciarlo y aún no lo detecta. Hay quien aún cree que «la historia es un pretexto para seguir equivocando a la humanidad». Hay quien aún pregunta: «E logo, ¿que dan?».