Hará un par de semanas ayudaba a mi hija Laura con sus primeros pinitos en la escritura, cuando un sonido añorado por mí, pero desconocido para sus seis años, irrumpió en el salón desde el exterior. La inconfundible melodía silbada y su posterior grito de guerra: ¡Afilador! Ante la sorpresa de Laura y mi explicación de su significado y de a qué se dedicaba el protagonista de este episodio de inocencia de mi pequeña, quedó en mi mente el título adecuado para este artículo del que hoy les hago partícipes.
Recordé que aquella misma mañana BM, Beatriz Mato, que no BB, la gran Brigitte Bardot de Y Dios creo a la mujer?, dio calabazas al presidente de la Diputación con una tremenda y negativa noticia para Lugo provincia: 12 residencias de la tercera edad de la institución lucense no son prioritarias para la Xunta. Así de contundente y así de duro, a pesar de que tenemos el menor número de residencias y la población más envejecida. Pero parece ser que «no prioritario» significa que no se valora que Lugo invierta 15 millones de euros en sus mayores, extremo que no figura ni en los planes de ninguna otra institución gallega, incluida Xunta de Galicia. Prima más la inversión en residencias lucenses privadas, dato inconcebible y que espero se amplíe públicamente en los próximos días para conocimiento de la ciudadanía.
Esta vez el afilador tiene dedicación exclusiva, horas extra y quizá dietas, y este Gobierno gallego será recordado como el de Alberto Manostijeras o Los once de la guadaña.