Las actuaciones de regeneración de masas autóctonas se desarrollan en los concellos de Cervantes, As Nogais y Pedrafita
26 feb 2012 . Actualizado a las 07:04 h.Consolidar el bosque autóctono mediante plantaciones y tratamientos forestales. Este es el fin que persiguen las actuaciones que la Asociación Galega de Custodia do Territorio y Acciónatura vienen desarrollando en la comarca lucense de Os Ancares, unas acciones de recuperación y mejora del bosque autóctono que se están centrando en los municipios de Cervantes, As Nogais y Pedrafita.
Fue en el 2007 cuando Acciónatura empezó a trabajar en esta zona y el pasado año se le sumó la Asociación Galega de Custodia do Territorio, que decidió implicarse en un proyecto que supone la actuación en una serie de masas de caducifolias y la realización de prácticas de selvicultura, que van desde la selección de pies hasta la plantación de especies autóctonas, pasando por los clareos, los desbroces y las podas.
Estos trabajos de mejora selvícola se llevan a cabo en montes convenidos con la Administración. Las actuaciones se van realizando paulatinamente sobre superficies pequeñas, de unas cinco hectáreas, centrándose sobre todo en masas jóvenes de rebollo y abedul.
Así, por poner un ejemplo, durante el 2011 se hicieron tratamientos de mejora forestal en 4,2 hectáreas de bosque de rebollos; plantaciones en dos hectáreas de superficie, en las que se utilizó una mezcla de especies autóctonas, principalmente rebollo (Quercus pyrenaica), abedul (Betula celtiberica), haya (Fagus sylvatica), y roble (Quercus petraea).
Además, se realizó una reposición de pies en una plantación hecha en el 2010. También se hicieron plantaciones con especies autóctonas en pequeñas parcelas con el objetivo de conectar distintas manchas de bosque y así aumentar su superficie.
Desde las citadas asociaciones explican que con la aplicación de estos tratamientos forestales lo que buscan es «la regeneración natural y una mejora en el estado de maduración del bosque». Los resultados se traducen en «un importante crecimiento en altura y desarrollo de la copa de los árboles y, por tanto, una mayor producción de fruto», un aspecto que resulta de gran importancia para la fauna. Por otra parte, con la gestión del matorral que habitualmente se desarrolla en el sotobosque se consigue diversificar las especies vegetales de interés para la fauna y se reduce el riesgo de incendios.
Menor riesgo de incendios
En palabras del lucense Óscar Rivas, secretario de la Asociación Galega de Custodia do Territorio, «o obxectivo é mellorar a estrutura forestal; favorecer a rexeneración natural; consolidar as masas arboradas e preservar os valores naturais. Ao mesmo tempo conséguese a diminución do risco de incendios, debido a que se rompe a continuidade vertical da vexetación».
En cuanto a la elección de la zona de Os Ancares para llevar a cabo estas actuaciones, Rivas explica que se trata de una «comarca senlleira desde o punto de vista ambiental, na que a consolidación de masas autóctonas e a conservación de ecosistemas pode favorecer a supervivencia de fauna ligada a estes paraxes de gran riqueza paisaxística como o oso pardo ou a pita do monte, algo que non está garantido con outras especies arbóreas que non propician as condicións precisas para que eses animais sobrevivan».
Además del trabajo sobre el terreno, las actuaciones de estas asociaciones contribuyen a impulsar el voluntariado ambiental e implican a los diversos agentes locales. Para ello se llevaron a cabo actividades de educación ambiental en centros de enseñanza de la comarca, para que los escolares se conciencien de la importancia de la conservación de los bosques naturales maduros y de la necesidad de cuidar el territorio en su conjunto.
Por otra parte, partiendo de la base de que para preservar un entorno es muy importante que la población local lo valore, participe en la toma de decisiones y sus necesidades sean incorporadas en la gestión, los trabajos desarrollados fueron asignados a empresas de servicios forestales de la zona, con lo cual la inversión realizada repercute de forma directa en la economía local, al tiempo que se favorece a las comunidades de montes. Y no solo eso, sino que se recabó la colaboración económica de empresas de la comarca, invirtiendo esos fondos en el lugar.