En el límite de los antiguos glaciares

La Voz

LUGO

10 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El instituto Parga Pondal ya realizó con anterioridad una investigación sobre el clima prehistórico de la sierra en la que también se utilizaron trozos de estalagmitas de la cueva de Arcoia. En esa ocasión -la primera en la que se empleó esta técnica en Galicia- se obtuvo una secuencia climática de los últimos 14.000 años. En esa época fue aproximadamente cuando se derritió el hielo que cubría la laguna de Lucenza, uno de los rastros más visibles dejó la glaciación en esta zona.

La técnica utilizada en estos estudios consiste en analizar los isótopos de oxígeno y carbono y los minerales radiactivos que quedan atrapados dentro de las estalagmitas a medida que se van formando. Estudiando estas huellas químicas es posible averiguar las condiciones de pluviosidad, humedad y temperatura que se daban en la zona hace millares de años.

Muestras más antiguas

Para esta segunda tentativa se han seleccionado muestras de otra estalagmita más gruesa que la utilizada anteriormente, que en teoría contiene rastros climáticos de épocas mucho más antiguas, de cuando las zonas altas de la sierra estaban cubiertas por los glaciares. Por ahora no se ha determinado si las muestras elegidas son válidas para realizar para este tipo de análisis. En caso contrario, los científicos escogerían otra estalagmita de la misma cueva para extraer más fragmentos y realizar una nueva prueba.

El director del instituto geológico, Juan Ramón Vidal Romaní, considera que la cueva de Arcoia es un lugar particularmente indicado para esta clase de estudios, ya que se encuentra en el límite de la zona que fue ocupada por los glaciares durante la Edad de Hielo. Ello puede permitir obtener informaciones de gran interés sobre los cambios climáticos que se produjeron en el pasado en la montaña lucense y en todo el noroeste ibérico.

La caverna es también el punto más alto de Galicia -se encuentra a unos 1.200 metros- en el que se han encontrado rastros del oso cavernario. Por lo que saben actualmente los paleontólogos, estos animales preferían ocupar zonas más bajas, donde era más fácil encontrar la vegetación que componía su dieta herbívora.