En Lugo, ciudad mínima, la crisis es ahora esférica, redonda, una curva perfecta. La crisis es un balón que encierra todas las contradicciones de una sociedad amargada por el paro, dolorida por los desastres propios y ajenos. El duro cuero de la contradicción aprisiona al preferentista engañado y al parado sin subsidio junto al club deportivo que espera, y seguramente recibirá, una inyección de fondos del Ayuntamiento y la Diputación por importe aproximado al millón y medio. Lugo, ciudad acostumbrada al corsé de la Muralla, va camino de someterse a la redonda forma del símbolo del gran espectáculo. En el corazón esférico de la sociedad anida la contradicción salvaje: no hay para pan, pero sí para circo.
Según los que se tienen por entendidos en la gestión de la cosa pública, la permanencia de un equipo en una categoría relevante aporta beneficios al conjunto de la ciudad. Y es probable que sea así. Pero, cuánto beneficio y para quién. Cuántos parados dejarán de serlo porque de las huchas municipal y provincial salgan 1,5 millones. Dicho de otro modo, cuántos trabajadores eludirán la vía del paro gracias al desembolso de fondos públicos. Son preguntas que se hacen numerosos lucenses y a las que el Bloque dio respuesta hace tiempo. Desde entonces está en contra de la participación de las instituciones públicas en las sociedades anónimas deportivas. El BNG, víctima de sus propias contradicciones, puede pregonar su posición, pero de modo que no cause un daño irreparable a sus relaciones con el PSOE, que es tanto como decir al gobierno de la Diputación, del que forma parte. Ni Antonio Veiga ni Mario Outeiro han demostrado hasta ahora mayor habilidad política que la de sobrevivir a la sombra de Besteiro. Ya saben, porque han visto lo que les pasó a Antón Bao y Paz Abraira en el Concello, que dejar el gobierno es tan fácil como morir de frío en la oposición. Y además sin poder ejercer de verdadera oposición, atrapados como están en las redes del pasado inmediato.
El debate de la aportación de fondos del Ayuntamiento y de la Diputación a la sociedad anónima deportiva del Club Deportivo Lugo no ha hecho más que empezar. Visto desde Lugo, Camba se quedó corto: «En España sigue considerándose al Estado como una entidad cuya misión consiste en subvenir a todas las necesidades de los ciudadanos, a fin de que estos puedan cultivar su individualismo». Hoy, además de los ciudadanos, tendría que citar a los clubes deportivos y aludir al cultivo de la hinchada local.
Son cosas que pasan en estos días de crisis. Como lo son las protestas, la indignación creciente, de los lucenses que tienen sus ahorros atrapados en la trampa de las preferentes. La solución del problema pasa por la vía política, que es tanto como decir por decisiones del Gobierno. Y el PP teme más, según se va viendo, a otras fuerzas que a la indignación de los preferentistas. Por eso, en las manifestaciones los afectados empiezan a pasear las fotos de los diputados lucenses del PP; seguramente, algunos les dieron sus votos cuando fue el momento de las urnas. El presidente provincial de los populares, José Manuel Barreiro, navega como puede en el embravecido mar de las preferentes. En aguas así puede naufragar, por ejemplo, la alcaldía de Lugo en el 2015; si no la consigue, a Jaime Castiñeira (PP) se le habrá acabado el tiempo para intentarlo. Es probable que para entonces no tenga que competir con José López Orozco, que en la última sesión plenaria demostró veteranía y temple torero en la dirección de un pleno bronco, muy tenso. En Lugo, la protesta ya es parte del paisaje urbano. Para el 6 de junio se anuncia otra manifestación para exigir más servicios para el HULA. En el corazón esférico de la sociedad lucense caben 1,5 millones para un club deportivo; ¿cuántos caben para el HULA? .
Policía Local.
Los agentes reclaman mejoras en los sistemas de comunicación entre sí y con su base.