A nadie se le escapa que, aun estando a años luz de la salvación, el equipo, más o menos, ha ido cambiando su rol y creciendo en su justa medida. Decíamos en la jornada anterior que la mano de Manolo se dejaba ver, en un planteamiento que, aun siendo parco en las formas, es muy práctico en los esquemas. El encuentro de esta tarde sería, si no fueran tantos los puntos que nos separan del Jumilla, a vida o muerte. Pero, pase lo que pase, nada depende del equipo amurallado. Para salvar la categoría, dependemos de los demás, de la santa providencia o de que alguno no pague lo que deba. En 15 o 20 días sabremos dónde militará el equipo capitalino la próxima campaña. Pero no seamos tan hipócritas de rasgarnos las vestiduras si no se sigue en Primera, porque lo importante no son las veces que te caes, sino las que te levantas. Y no me cabe duda que el Prone no tendrá el mismo final que otros equipos lucense que se diluyeron en una cruel realidad como si fueran débiles azucarillos. Vamos a ganarnos el sueldo con los tres puntos de esta tarde, que, por lo visto en anteriores partidos, es algo que está sucediendo.