Las asociaciones meten al HULA en campaña en respuesta a Mosquera

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto LUGO / LA VOZ

LUGO


En Lugo se aviva el incendio social que provocan los servicios demandados para el hospital

15 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En Lugo se aviva el incendio social que provocan los servicios demandados para el HULA y el PP alimenta el fuego de la polémica, con la leña seca de las declaraciones de la conselleira del ramo, Rocío Mosquera. Vienen las elecciones y, con la llama que aviva la Xunta, crepita el malestar social y se anuncia ya una manifestación para el 21 de mayo, antesala de las urnas para elegir alcalde. Las asociaciones entran en campaña mientras el PP pasea el metacrilato de su candidato, que extiende, sin pretenderlo, la esencia misma de la reivindicación vecinal: «Un Lugo mellor». Y van tejiéndose mientras tanto las listas que competirán en las elecciones. El socialista Orozco, ahora que Aduanas admite que su patrimonio está justificado, le gana al PP la carrera de la lista y va dejando que fluyan candidatos probables y bajas más o menos relevantes. Orozco juega a despertar el interés social por su lista, mientras en el PP de Lugo intentan salvar los muebles del fuego electoral que, a cuenta del HULA, alimentan la Xunta y la propia falta de reflejos. El incendio social llegará hasta el 21 de mayo si Feijoo no lo remedia.

La Historia, escribió Umbral, «enseña que el pueblo peca con mayor inocencia y las minorías con mayor consciencia». La minoría que es el PPdeG de Feijoo dentro del propio PPdeG, tiene a la mayoría popular en Lugo desnortada y confundida. La minoría popular peca consciente contra el interés lucense, según general interpretación de las asociaciones, y la mayoría popular, eso que la izquierda llama pueblo, empieza a sospechar, dolida, que fue inocente al creerse algunas promesas. En el incendio social del HULA puede chamuscarse el futuro político de Jaime Castiñeira, José Manuel Barreiro, y así. Quizá no es casualidad que en el PP aún no haya trascendido el baile de posibles refuerzos para la lista electoral. Luis Lamas, ex presidente de Sogama, parecía llamado a ocupar plaza relevante en la candidatura popular hasta que «pasou o que pasou», que dijo Iglesias Corral; ahora, después de lo del Cetal, no tanto. Y si no es Lamas, ¿quién ocupará esa plaza que dé tono a la lista y pueda ser, andando el tiempo, el próximo candidato a la alcaldía si Castiñeira tampoco se hace esta vez con el bastón? El PP lucense, con frecuencia, pierde el tiempo en buscar fuera lo que tiene en casa; quizá esta vez no lo haga.

En las filas socialistas asisten atónitos al espectáculo que es el PP alimentando el incendio social en Lugo. Gómez Besteiro, mientras, deshoja la margarita de su futuro político y se prepara para dar a conocer su decisión. Besteiro, experto en sortear conflictos, apenas se ha dejado plumas en las fogonazos que ocurren en el partido que lidera. Se le va el coruñés Pedro Armas de la ejecutiva gallega en busca de un partido de izquierdas, y deja que se vaya con los rojos para quedarse él en el vago y disputado territorio del centro. Besteiro, se dice en el PSOE lucense, decidió quedarse fuera de la lista de Orozco, como quieren hacer Luis Álvarez y Sonia Méndez. Orozco, que viene de Tierno y como él tiene mucho de alcalde «(...) libertario, cínico, socialista e incluso seductor» (definición del Viejo Profesor debida a Umbral), a estas alturas, sabe que la lista es él. Lo demás, puro complemento. Aún así, se ha buscado complementos notables, si es como parece, y estará acompañado, quizá, por Lara Méndez, actual vicepresidenta de la Diputación, y por el cirujano José Conde Vales. Orozco está empeñado en conseguir, si Pokémon no lo impide, que la historia sitúe su retrato al lado del de Ángel López Pérez en la alcaldía lucense.

Y así, en medio del incendio social del HULA y del desalojo fácil del encerrado Xohán Rompe, corre el calendario y se acerca mayo con sus elecciones locales. En el Bloque, sobre el joven Rubén Arroxo, inexperto aspirante a la alcaldía, cae la tronada de su paso por la fundación Balogal y la Escola de Piragüismo. Al Bloque le sienta mal la Diputación; los nacionalistas pagarán durante largo tiempo el error de la elección de Antonio Veiga y la bisoñez mal asesorada de Mario Outeiro. Con el caso de la Escola de Piragüismo, el BNG abrió otro flanco en la política laboral de la Diputación por el que la popular Elena Candia coloca los rejones de la crítica al gobierno provincial. Para tapar ese boquete, pronto se debatirá en San Marcos, a propuesta del equipo de Besteiro, la declaración de la conselleira de Sanidade como persona no grata. Y el incendio social alimentado por la Xunta también chamuscará al grupo popular.