«Los derechos de la gente no son caros ni baratos»

LUGO

ALBERTO LÓPEZ

Isabel Calvete, presidente de la ANPA de Cervantes, destaca que «los niños son la oportunidad para mantener el rural vivo»

04 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Vivir en el rural gallego es complicado, pero la situación de la montaña lucense es crítica», explica Isabel Calvete, una mujer que ha demostrado en los últimos años su activismo como presidenta de la ANPA del CPI Cervantes, promoviendo actividades culturales y sociales para reivindicar el mantenimiento de los servicios educativos en la comarca. «Cuando empecé en el 2012 había mucha gente que me decía ‘para qué vamos a protestar si harán lo que quieran o a ver si nos van a perjudicar’, pero la gente tiene que hacer algo si no quiere que esto se muera, tenemos que pelear por conservarlo, porque a las Administraciones no les importamos. Muévete, porque nos quedamos sin nada».

Calvete se basa en los recortes educativos que ha visto en los últimos años -«cuando los derechos de los vecinos de la montaña no son caros ni baratos»- para ser pesimista sobre la acción de los gobernantes. «En las últimas elecciones había un partido que en su programa solo era pedir, pedir, pedir, pero nadie habla de hacer, hacer, hacer».

Considera que la campañas de inversiones a favor del rural «son solo publicidad», y recuerda que las líneas de ayudas que se ofrecieron a los propietarios tras los incendios «solo eran humo, porque muchos o tuvieron que devolverlas o renunciar porque después venía Hacienda».

Como participante en foros educativos, Calvete concluye que lo que hace falta es ofrecer servicios para asentar la población: «Los niños son la oportunidad para mantener el rural vivo, lo contrario es ir vaciándolo sin que nadie lo evite». Sobre el coste de los servicios, Calvete considera que es un problema de organización y de buena gestión, más que de dinero, por eso hace años llevan pidiendo un plan educativo específico para el rural, que no tenga en cuenta factores de ratio, sino las circunstancias. «Tenemos cursos con solo tres niños, que un día van a recoger setas y las cocinan o otro día montan tiendas en el patio para observar de noche las estrellas. Esto sí que nos permite una educación de calidad que en la ciudad no hay».

Y una última reflexión: «Está bien tener residencias de mayores, ¡pero también pensemos en los niños!».

«Los niños son la oportunidad para mantener el rural vivo, lo contrario es quedarnos sin nada»