Comunión en la vieja N-VI

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

LUGO

OSCAR CELA

En Gomeán elegían la carretera principal para hacer las fotos a los niños el día de su principal celebración

29 abr 2019 . Actualizado a las 17:58 h.

Nada mejor que para contar cómo eran las comuniones de antes tener la opinión de un protagonista. En este caso es el niño de pantalones cortos que aparece en la foto acompañando a su hermana Manola el día que recibió el «pan de los ángeles», como ponían antes las estampas. Se llama José Manuel Tallón y tiene actualmente 62 años. Puede, recuerda, que cuando le sacaron la foto tuviese seis años porque su hermana es posible que hiciera la comunión con diez. Recuerda, además, que la instantánea es del año 1967 o 1968.

José Manuel Tallón es de la Casa do Ferreiro de Gomeán. En ese núcleo de O Corgo es donde fue realizada la foto. Ahora, los fotógrafos buscan, además de las imágenes propias de la ceremonia en la iglesia, escenarios vistosos. El que retrató a los hermanos Tallón escogió la vieja N-VI, que fue la gran arteria de las comunicaciones en Lugo.

No pasaban muchos coches y, por tanto, no había peligro de que los niños y el fotógrafo fuesen atropellados. El pavimento no se encontraba en muy buenas condiciones porque el alquitrán escaseaba.

José Manuel Tallón no sabe quién pudo ser el autor de la foto. Quizás, recuerda, fue alguien de Casa Justo, en donde tenían una buena máquina de fotos. El establecimiento, que era ultramarinos, aparece a la izquierda de la foto. En la fachada tenía un anuncio-bombilla, popular en los años sesenta y setenta del siglo pasado, de la casa Osram. A mayores de la tienda, la familia Justo tenía también una funeraria que sigue funcionando en la actualidad con tanatorio.

De Casa Justo, cuenta José Manuel Tallón, fue el viejo coche Citroën que aparece aparcado a la derecha de la foto. En medio de los dos niños, al fondo, está un mojón de cemento, que ya empiezan a desaparecer de las carreteras, y el poste del telégrafo, del que ya no queda rastro.

A la celebración asistieron una treintena de familiares de la niña. Su hermano no recuerda con exactitud si le hicieron regalos y en qué consistieron. Tampoco puede dar detalles del menú del la comida organizada en el comedor de la casa que, pasados muchos años, acabó convirtiéndose en habitación.

Lo que sí recuerda Tallón es que fue su madre, Josefa, la encargada de preparar la comida para todos. «Foi unha gran cociñeira e reposteira», recuerda José Manuel. Solía preparar muchos dulces para las fiestas de San Bernabel, que se celebraban en Castrillón.

Con el paso del tiempo, Manola llegó a hacer de telefonista en la central de Gomeán, que estaba en la casa de sus padres. Muchos años después marchó a Madrid y allí encontró trabajo en la agencia Efe, en la que se jubiló. Con frecuencia regresa a Gomeán para estar con su familia.

 «Compraron un carneiro»

Al igual que sucedió con la comunión de Gomeán, durante la década de los sesenta, setenta y quizás muy avanzada la de los ochenta del siglo pasado, en la mayoría de los pueblos de la provincia nadie organizaba celebraciones de comunión en un restaurante. En muchos casas contrataban cocineras, que eran las encargadas de preparar el menú.

¿Y qué se comía en las comuniones de antes? María Vázquez, de Rábade, que hoy ya sobrepasó los 50, dice tener un recuerdo imborrable de la comunión de un primo. «Foi espectacular a cantidade de mortadela que comín xunto con outros nenos. Estaba deliciosa! Era unha grande oportunidade para tomar algo que me gustaba. Os entremeses eran para moitos os pratos estrela. Logo houbo outra gran delicia: gasosa! Non era doado tela ao noso alcance naqueles tempos, só nas festas ou celebracións especiais. A maiores, os pais acostumaban a berrar: ‘Nenos, non tomedes más gasosa, que come os glóbulos roxos’!», recordó María.

«Conta miña nai que o domingo anterior ao día da comuñón foron á feira a Parga mercar un carneiro grande para dar de comer aos convidados. Serviran de primeiro entremeses; de segundo, pescada conxelada rebozada, e por último, o cordeiro; de sobremesa, brazo de xitano. Os homes beberan un pipo de viño que trouxeran do Viñoteiro de Rábade», recordó una vecina de Begonte.