Una vez engrilletado, defienden los agentes, el hombre les indicó que «el cadáver se encontraba en la primera planta, en la cocina». Así fue, y el sargento al mando fue quien localizó el cuerpo, ya sin vida.
Tras el primer momento, el hombre fue retenido en el garaje de la vivienda, a través de donde los agentes pudieron acceder a la casa. Luego, fue trasladado al ambulatorio de Rábade para ser explorado por los sanitarios, ya que tenía unas erosiones en las manos, además de «restos de sangre que parecían recientes», según explicó uno de los guardias civiles.