
El partido disputado ayer empezó a jugarse desde que se conoció el inhabitual horario. Se suscitaron dudas más que razonables; madrugar para desayunar pronto y adelantar la comida, no madrugar para hacer una ingesta a medio camino entre el desayuno y el almuerzo lo que ahora se denomina Brunch, retrasar la comida dominical con la familia.
Las alternativas culinarias fueron uno de los desasosiegos de los aficionados rojiblancos unido a la prohibición de no introducir ningún producto alimenticio al estadio por cuestiones de la pandemia. Solventada esta cuestión, con mayor o menor acierto, la visita del Alcorcón evoca recuerdos pretéritos. Rivalidad en cuanto a propuestas futbolísticas divergentes entre dos de sus entrenadores más célebres, Setién/Bordalás. Muchas cosas en común. Clubes humildes, modestos, compitiendo contra presupuestos galácticos. Capaces de conseguir récord de temporadas consecutivas en esta dura categoría. Ahora enfrentados con una realidad opuesta, especialmente dura para los alfareros y de lo más festiva para los rojiblancos.
El Alcorcón que pasó ayer por Lugo no fue un equipo que diera la imagen de estar sentenciado. Puede que uno compita mejor sin presión, cuando las matemáticas todavía no te condenan, pero la distancia es una losa imposible de superar. También sucede a la inversa, a los que cada vez tienen más cerca la consecución de su objetivo, les atenaza la responsabilidad al tener la oportunidad de dar un paso casi definitivo. Esta puede ser una de las razones por las que la primera parte y bastante de la segunda se hicieron muy largas. Porque lo bueno siempre pasa rápido y bueno rojiblanco ayer hubo más bien poco.
El partido cayó del lado local porque el fútbol como la vida es impredecible. Porque ganas partidos por inercia y los pierdes por rutina. El Alcorcón perdió porque su rutina le lleva a este destino y los rojiblancos vencieron porque su impecable temporada les lleva a tener merecimientos suficientes para que la inercia les beneficie.
Cuarentena al fin y al cabo, pero de la buena. Satisfacción plena. Todavía queda trecho, pero un camino con muy poca pendiente. Aprovechar esta circunstancia para seguir compitiendo, pero también para mirar al futuro próximo que invita a preparar otra temporada más en el paraíso. Muchos puntos y los puntos te proporcionan tiempo, valor incalculable. Sin prisa pero sin pausa.