Mi lindo pastillero

Emilio R. Pérez

LUGO

10 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Ando leyendo últimamente Vida contemplativa a horas intempestivas de un tal Fray Bartolo Ron Lirón; un tratado existencial sobre el murciélago común y otras especies de visión nocturna con ayuda de radar. También llamado «El insomne y su albedrío», me tiene absorto este tratado, me ha enganchado.

Y el caso es que el asunto a mí me trae más bien al pairo, no tengo interés por estos temas, no me causan entusiasmo; pero dado que de vez en cuando y sin saber por qué razón entro en estado de vigilia cuando cuadra irse a dormir, profundizo en la materia cuando toca. Cabe reseñar que la versión «nerviosus alterae» que a mí me afecta incluye en el paquete alteración aguda del sistema, con lo que al poco de atacarme me da la neura y entra Drácula en escena, entra el diablo, y la muerte y, lo que es más grave, entra incluso El libro gordo de Petete.

Esta noche me ha tocado y ando algo angustiado; así es que tras girar a groso modo unas cien veces en la cama me levanto, acudo nuevamente a mi precioso pastillero nacarado con esmalte de Camboya e incrustaciones de marfil ?mi pastillero mola?, me meto un chute solidario adicional de píldora Morfeo y a esperar. Y aún así pues nada, vuelta y vuelta y no hay manera, sigo absorto en el tratado y me pregunto preocupado si he tomado erróneamente la del riego o la tensión; son distintas, pero van a juego. Y vuelta a aparecerse Drácula y el diablo y la muerte y, lo más preocupante, El libro gordo de Petete … Pero aguarda…. Veo que entra luz por mi ventana aquí en el alto, y sufro ya a mi almohada dándome el coñazo matinal. Oh, cielos, ha sido un sueño ... Menos mal.