
El centro incorpora réplicas que los alumnos utilizan para simular situaciones que afrontarán en su trabajo
10 abr 2024 . Actualizado a las 19:12 h.Una yegua o una perra con el mismo tamaño que las de verdad, pero construidas en material sintético. Son dos de los ejemplos que se pueden ver en la Facuitade de Veterinaria del Campus Terra (USC), que ha instalado esos y otros maniquíes en una de las aulas donde los alumnos realizan prácticas. Con esos modelos efectúan curas o exploraciones, con la particularidad de que están en la misma postura que si fuesen seres vivos y los alumnos, con el grado ya terminado, se hubiesen incorporado ya a un puesto de trabajo.
Por ejemplo, los alumnos pueden coser una herida en una pata de una yegua, que estará de pie como si se tratase de un animal vivo. También pueden realizar una inspección en el intestino simulando que tiene ahí alguna enfermedad. La pieza, elaborada en un material similar al plástico, tiene una parte en el lomo que se puede levantar, con lo que los estudiantes realizan la exploración de manera completa.
También pueden explorar el aparato reproductor de una perra con problemas en el parto. Se parte del supuesto de que el feto está mal colocado y de que esa mala posición generará quizá complicaciones. El modelo, como ocurre con la yegua, tiene en la parte superior una zona que se levanta, con lo que los estudiantes efectúan una exploración completa.
Para los estudiantes se trata de una medida que despierta interés. El pasado viernes, por ejemplo, se efectuaba una operación de lavado del conducto nasolacrimal de la yegua. Uxía Yáñez, alumna de este grado, reconocía que disponer de esos medios suponía una aproximación muy grande a situaciones de después de la carrera, con animales de verdad. Por ello, decía, se trata de una iniciativa «bastante útil».
Un gasto más que justificado
El decano, Gonzalo Fernández, sostiene que esa búsqueda de utilidad ha sido una de las razones por las que se compraron las piezas. La adquisición generó un desembolso notable, puesto que solo la yegua costó 50.000 euros. Sin embargo, hay dos factores que juegan a favor de un gasto de ese calibre: por un lado, se trata de material al que se le está sacando rendimiento y que puede durar bastantes años; por otro, el coste de mantenimiento es prácticamente nulo.
Sí espera el decano, por otra parte, que la implantación de este material, no solo presente en el campus de Lugo sino también en otras facultades similares, acabe generando en empresas de España un interés por la fabricación que ahora no hay: por ejemplo, la réplica de la yegua se encargó a Canadá.