Las Caldas do Miño, en Lugo, también son para el verano: «Vanme ter que botar, é impresionante o ben que se está»

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo LUGO / LA VOZ

LUGO

Los usuarios de las Caldas do Miño aseguran que en ellas se aguanta mejor el calor
Los usuarios de las Caldas do Miño aseguran que en ellas se aguanta mejor el calor ALBERTO LÓPEZ

Los pocos usuarios que se animan a probarlas en plena ola de calor, ponen un sobresaliente a la experiencia

09 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Las Caldas do Miño, en Lugo, también son para el verano. Al menos, así lo aseguran los usuarios que ayer, en el que probablemente fue el día más caluroso del estío lucense, se animaron a darse un chapuzón en las instalaciones, cuya temperatura ronda los 26 grados.

«Se está súper bien porque hay piscinas con distintas temperaturas y la sensación, aunque haga sol, es muy agradable», cuenta Adriana, una vecina de Alicante que se encuentra con su familia de turismo en Galicia y que este martes hizo parada en Lugo. «Levo vindo dúas semanas seguidas e vanme ter que botar, é impresionante o ben que se está nas caldas aínda que fóra faga calor. Nelas estás fresquiño, perfectamente, e é ao saír á rúa cando te das conta de que fai moitísimo calor», añade Marta, una lucense que defiende con vehemencia que «a cidade necesitaba algo así».

Marta proclama que las caldas era algo que Lugo necesitaba
Marta proclama que las caldas era algo que Lugo necesitaba ALBERTO LÓPEZ

Todos los que estos días de verano acuden a las caldas coinciden en lo mismo. En que la sensación dentro es muy agradable, que no se percibe el calor como en la calle y en que se está a gusto porque no hay aglomeraciones y dispones de instalaciones de primer nivel. La cuestión está, sin embargo, en que no todo el mundo se atreve a dar el paso de probar las caldas lucenses en pleno estío.

En lo que va de mes de agosto, según la plataforma que gestiona las reservas, se han ocupado 293 sesiones (cada una dura hora y media) de las 2.048 disponibles, lo que supone algo más de un 14 %. Esta cifra parece quedarse lejos de los 3.600 usuarios que acudieron durante el primer mes de apertura. En todo caso, no está claro si los datos de la plataforma reflejan del todo la realidad.

Manuel asegura que los contrastes de las caldas se disfrutan
Manuel asegura que los contrastes de las caldas se disfrutan ALBERTO LÓPEZ

Quejas por la aplicación

«El único problema que le veo a las caldas es la plataforma, que no es fácil de utilizar. Nosotros no pudimos reservar a través de ella, pero como había aforo, cuando llegamos nos permitieron entrar», cuenta la alicantina Adriana. Esto significaría que los datos online podrían ser superiores.

Ayer por la tarde, en el turno de las 17.30 las caldas rondaban la mitad de su aforo (unas 16 personas), y había algún turno con reservas también numerosas. En todo caso, según la aplicación la afluencia dibuja dientes de sierra en función del día y del turno. De acuerdo con los datos online, este agosto, el día que más reservas se cubrieron fue el viernes 4, una jornada en la que las temperaturas no apretaron especialmente en la ciudad de Lugo. Ese día, 47 personas se dieron un chapuzón en el complejo de las caldas, un espacio que tuvo en el 2 de agosto su jornada más floja. De las 256 horas disponibles, solo se cubrieron 21 online. En todo caso, a estas cifras habría que reducir los turnos anulados de la mañana del primer lunes del mes, que se reserva mensualmente para labores de mantenimiento y desinfección.

Blanca opta por las caldas por higiene y porque no están masificadas
Blanca opta por las caldas por higiene y porque no están masificadas ALBERTO LÓPEZ

Caldas o río

Enfrente a las caldas, del otro lado del río, se encuentra el Club Fluvial, que ayer por la tarde estaba de bote en bote. ¿Por qué elegir las piscinas calientes en vez de un chapuzón en el río? «Isto parécenos máis hixiénico, porque además agora fan labores de mantemento máis fondas. Ademais, como non hai moita xente, non tes a sensción de agobio. Remóllaste, pero non está masificado», cuentan Blanca y Adrián, dos jóvenes lucenses que reservaron para la media tarde de ayer.

Para Manuel, otro vecino de la ciudad, «las caldas me parecen más limpias que el río y en ellas es agradable estar. Vas cambiando de una piscina a otra y haces contrastes y se aguanta muy bien. Yo repito», indica.

Para Marta, hay otro argumento de peso, las instalaciones. «Saes de darte o baño, no que vas facendo contrastes, e tes as túas duchas, as túas taquillas e ata unha máquina por se queres tomar algo. Están realmente ben». Ella, sin duda, recomienda las caldas con frío o calor.

El aforo de cada turno de las caldas lucenses es de 32 personas
El aforo de cada turno de las caldas lucenses es de 32 personas ALBERTO LÓPEZ

Un complejo con reserva previa y que tuvo polémicas

Un complejo pensado para la relajación y el bienestar a orillas del río Miño y con música de fondo que invita a dejar el estrés en la puerta de entrada. Así podrían definirse las Caldas do Miño, un espacio que el Concello de Lugo puso en marcha con fondos europeos y en el que se invirtió cerca de un millón de euros, una cantidad que muchos cuestionan a la vista de la afluencia y de que no son aguas mineromedicinales.

El complejo, que cuenta con personal controlando el acceso y con socorrista en todo momento (abre de 10 de la mañana a 10 de la noche), está integrado por ocho vasos, dos de ellos intercomunicados, de los que seis son de agua caliente y dos de agua fría. Para acceder, es preciso reservar previamente a través de una aplicación online. El usuario, ya sea del ayuntamiento o visitante, tiene que darse de alta en la plataforma, y luego puede seleccionar su reserva gratuita. Como el aforo es limitado, simultáneamente pueden inscribirse 15 hombres y 15 mujeres, además de habilitarse dos plazas para personas con discapacidad.

Fue el pasado abril cuando las Caldas do Miño abrieron. Lo hicieron con gran expectación, pero también con polémica. La Xunta, ateniéndose a la normativa sanitaria, advirtió al Concello de Lugo de que la temperatura de las piscinas calientes debía estar por debajo de los 30 grados, cuando inicialmente estaba funcionando por encima de 34. Tras un choque público entre administraciones, el Ayuntamiento rebajó la temperatura.

Este revés no fue el único. A finales de mayo, el Ayuntamiento tuvo que cerrar las instalaciones durante unos días para eliminar una bacteria común que se detectó durante unos controles ordinarios. Precisamente a partir de este hallazgo, optó por cerra las instalaciones unas horas cada mes para efectuar tareas de limpieza a fondo.