En la rueda de prensa previa al partido de ayer, Pedro Munitis, sorprendió con un vocablo que puede que haya inquietado a parte de la parroquia rojiblanca. El míster comentó que ahora era momento de sobrevivir y que el de brillar llegará después. No soy adicto a la traducción simultánea porque la interpretación es libre y las opiniones respetables. Mi versión, es que esa palabra que pudiera alarmar bien podría sustituirse por “resistir”. Resistir mientras el equipo se vaya reconociendo. Resistir a la espera de que cada jugador aporte lo mejor de sí en beneficio del equipo. Resistir mientras se encuentra el modelo de juego que minimice los defectos y multiplique las virtudes. Resistir mientras llega el máximo rendimiento individual y colectivo del equipo. Lo complicado es que hay que resistir o sobrevivir, no con bolos de verano si no en plena Liga y con partidos que valen tres puntos. Así que Pedro Munitis adivina el momento actual como fundamental para seguir sumando pero en plena construcción del equipo, lo que hace más complicada dicha coyuntura. Similar a un hotel que está en obras y necesita imperiosamente seguir recibiendo huéspedes, con el menor perjuicio en servicio y atención a dichos clientes por supuesto, para poder acabar en tiempo y forma ese coqueto edificio que vislumbró en una maqueta.
Los equipos, en mi opinión, tienen dos termómetros para medir su competencia. El primero sería la capacidad interna, la que se refiere a lo que puede dar de sí individual y colectivamente. Es decir, el máximo a lo que puede llegar. Estimo que para ver qué tienes y cómo sacar el mayor rendimiento se precisa en torno a 8 /10 partidos de competición. El segundo termómetro refiere a la competencia externa. Es la evaluación de tus adversarios, en definitiva, compararte con tus rivales. Ver si lo que tienes es suficiente y para qué objetivo estás preparado para competir.
Ayer, ante la Ponfe, la capacidad interna, lo propio, mejoró de forma significativa en relación a partidos anteriores. El adversario, en teoría de los de arriba. En el capítulo de supervivencia, se sumó un punto. Ojalá el brillo esté próximo.