El último día oficial de las fiestas en Lugo, al fin sin lluvia, llenó la ciudad. Este domingo abrirán las barracas a precios populares y el resto de puestos
12 oct 2024 . Actualizado a las 20:14 h.Lugo fue una fiesta este sábado. Tras una semana marcada por la lluvia, el agua dio un respiro y el recinto ferial del San Froilán cobró vida de nuevo. A modo de despedida oficial, que no oficiosa. Porque aunque el programa festivo concluía este sábado, el Concello ha prolongado un día más los permisos a los feriantes para que abran también este domingo puestos y barracas. Eso sí, los precios de las atracciones serán populares para adultos y niños.
El día del Pilar coincidió a sábado, lo que animó a muchos visitantes a acercarse a Lugo. A mediodía, aparcar cerca del centro parecía misión imposible, dando así pistas de cuánta gente había optado por pasar el festivo la ciudad amurallada.
Muchos cumplieron la tradición y se acercaron a las casetas a comer el pulpo. Otros optaron por las pulperías tradicionales de la ciudad y hubo quien optó por matar el hambre en alguno de los puestos del ferial, en el que uno puede pasar del aroma de las patatas fritas y las hamburguesas al del pescaíto frito o los churros.
Aunque por la mañana la darse un paseo por el ferial y subir a alguna atracción resultaba cómodo, por la tarde el epicentro de la fiesta era un hervidero de luz, sonido y unas cuantas colas. Como el tiempo no acompañó estos días, había quien quería «desquitarse» y aprovechar los últimos coletazos del miniparque de atracciones en el que se convierten la explanada del Pazo, las Costas do Parque y García Portela una vez al año.
Ya por la mañana muchos asistentes se habían dado un paseo por el mercado medieval que los exalumnos de la Ramón Falcón organizaron en el atrio de la Catedral. Una oda al pasado y a la artesanía que se mantuvo abierta hasta la noche.
Las tómbolas, otro de los clásicos, los puestos de artesanía, la música y el ambiente en la calle completaron una estampa clásica. La imagen festiva de la gran fiesta del otoño gallego. Más otoñal que nunca.