Liderazgos sin rodeos

Miguel García
Miguel García LUGO / LA VOZ

LUGO

LAURA LEIRAS

16 feb 2025 . Actualizado a las 20:46 h.

uando las dudas aparecen, las expectativas no se ven cumplidas, las predicciones no se consuman, la alerta aparece. Las señales, los avisos ya anticipan cierta alarma. Surgen los cambios en la búsqueda de esa transformación que calme la incertidumbre que transita a sus anchas en la mente de los protagonistas. Ni es

inmediata, ni es veloz, ni es rápida, cualquier modificación o alteración.

Todo requiere su tiempo. En todo caso, mientras tanto, hay trabajo que hacer y siempre o casi siempre esa labor está en manos de los operarios, del empleado, del asalariado

que en último caso y bajo la dirección de su superior jerárquico, cumple con el propósito, con la finalidad para la que ha sido contratado.

Las miradas siempre están puestas en aquellas personas que, por su personalidad, carácter y temperamento, son capaces de arrastrar al resto de compañeros más influenciables por el ambiente, el entorno y la atmosfera de recelo que acompaña. A esos héroes que tiran del carro, que se echan el equipo literalmente a la espalda, siempre hay que recurrir y solicitarles su inmediata aportación.

Finalmente son ellos los que dan un paso al frente y contagian con su fuerza mental al colectivo. Pueden estar o no dentro del terreno de juego, pueden participar más o menos en el juego, pueden ser personas que pasan desapercibidas en momentos de bonanza, pero cuando llega lo trascendente, cuando las dudas emergen, se transforman en líderes

indiscutibles.

En el césped, se ganó, con susto, pero se ganó, aunque pensándolo bien quién es capaz de ganar con solvencia en esta liga ni en cualquier otra. En este idilio indisimulado con las plazas del descenso y con el deseo de alimentar la esperanza de llegar a la sexta plaza se debate el equipo.

Cada partido se presenta como una oportunidad o una inquietud, no es fácil vivir así, respirar así, subsistir así. Ayer tocó serenidad, tranquilidad, sosiego. Amparados por líderes dentro y fuera del terreno de juego. Protegidos, resguardados, respaldados por los tres mil aficionados presentes, con cientos de escolares, entusiastas, apasionados y felices. Me puedo imaginar cómo será si logramos mirar hacia arriba.