Representantes del Gobierno se desplazan hasta Monterroso para citarse con los refugiados y buscar una solución a su protesta

Paula Álvarez García
P. ÁLVAREZ MONTERROSO / LA VOZ

LUGO

Varios de los refugiados se reunieron este miércoles con personal de la organización y con responsables del Ministerio
Varios de los refugiados se reunieron este miércoles con personal de la organización y con responsables del Ministerio Óscar Cela

Desde la Delegación del Gobierno aseguran que mantuvieron un encuentro con los migrantes para tratar de encauzar la situación y que harán más reuniones durante la semana

20 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

En el hotel Río Ulla de Monterroso, donde la ONG Rescate tiene un centro de acogida de migrantes, se viven días de tensión. Aunque las incidencias vienen de tiempo atrás, todo empezó este lunes cuando los refugiados —asentados en la localidad lucense desde el mes de agosto— se encerraron en el hotel impidiendo la entrada al personal del centro y dificultando el desarrollo de las actividades diarias. Lo hicieron en señal de protesta por el trato recibido por personal del centro que, según ellos, los tiene desatendidos y no respeta sus derechos.

Dada esta situación, varios representantes gubernamentales, expertos en este tipo de programas humanitarios, se desplazaron este miércoles hasta el municipio para citarse con los refugiados y buscar una solución a su protesta. Así lo confirmaron desde la Delegación del Gobierno en Galicia: «Hay un cierto malestar en el centro a raíz de estas reivindicaciones, pero están haciendo reuniones y dialogando con ellos para valorar y estudiar posibles medidas que mejoren la convivencia».

Además, aseguran que los ánimos están más calmados respecto al lunes, cuando se desató la protesta. Durante estos días los expertos y el personal del centro seguirán reuniéndose con ellos, explican, para tomar alguna decisión.

«Queremos reunirnos de nuevo con los responsables de la organización para saber qué será de nosotros y qué pasará a partir de ahora en el centro», manifestaron ayer los refugiados mientras se paseaban a medianoche ante las puertas del hotel. Los migrantes aseguran que quieren llegar a un acuerdo cuanto antes. «Pero —añadieron— pedimos que nos traten bien y que nos respeten. Si eso no cambia, seguiremos luchando».

La organización que les tutela no ha querido hacer declaraciones oficiales y se ha limitado a explicar que las protestas se enmarcan en la denegación de la solicitud de asilo, algo que los refugiados negaron rotundamente desde el primer momento: «No es por eso, es porque nos desprecian». Hablan de desatención económica y psicosocial, de la falta de apoyo económico, de discriminaciones y de racismo. Ponen como principal ejemplo el traslado de un compañero enfermo al hospital, costeándose ellos mismos el viaje. Y lo demuestran con los recibos del taxi en el que se desplazaron.

Otras fuentes conocedoras del caso se refieren a estos hechos como «casos puntuales y, en ocasiones, malos entendidos». Incluso aseguran que pasa a menudo en muchos centros tras largos períodos de convivencia. «Claramente hay ciertos aspectos que mejorar y se trabaja en ello», dicen, pero insisten en que algunas de sus demandas son «imposibles» de cubrir desde el punto de vista estructural y económico. No obstante, insisten en que el principal objetivo es resolver las incidencias y seguir desarrollando el programa de acogida con normalidad.

El delegado del Gobierno en Galicia, Pedro Blanco, aseguró ayer que van «a escuchar sus protestas y ver qué problema puede haber para ponerle solución». «Hay más de 100 personas conviviendo, por lo tanto, en este tipo de situaciones pueden darse ciertas fricciones», explicó.

Pedro Blanco habla de la ONG Rescate como una organización del tercer sector que «prácticamente está gestionando todos los centros de Galicia». Añade que no tienen ninguna queja especial respecto a la organización humanitaria y su funcionamiento.

Blanco remarca que se trata de una «situación de emergencia humanitaria» en la que Galicia acoge a los migrantes «con los brazos abiertos». «Hay una colaboración interinstitucional, yo creo que admirable, sobre todo si lo comparamos con otras comunidades autónomas», agrega. Los refugiados quisieron dejar bien claro desde el primer momento que sus protestas no se dirigen contra los vecinos. «Siempre nos acogieron muy bien y solo tenemos buenas palabras», afirman.