Carmen Villar, piragüista: «No puedo vivir sin entrenar porque siempre he tenido el ejemplo y los hábitos»
LUGO

La lucense obtuvo dos bronces en los Juegos Mundiales en barco dragón
07 sep 2025 . Actualizado a las 12:45 h.Carmen Villar Varela (Lugo, 1999) ganó dos medallas de bronce en la especialidad de barco dragón en los Juegos Mundiales celebrados en Chengdu, en la provincia china de Sichuan, en 10 2000 metros y 8 2000 metros. También fue cuarta en DB10 mixto 500 metros y quinta en DB8 open 500 metros en los mismos Juegos Mundiales. En 2019 fue campeona de España en K4 500 y en 2021 se proclamó campeona de Galicia en K1, K2 y K4 en la distancia de 500 metros.
—¿Cómo analiza los dos bronces en los Juegos Mundiales?
—Es un éxito que no fue para nada el objetivo de mi temporada. Yo entreno normalmente en kayak y, de hecho, lo principal ha sido entrenar en kayak durante este año. Surgió porque yo soy profesora y este año me llamaron para trabajar en Rianxo. Entonces, estuve algunos días entrenando en el club de piragüismo de Boiro y me ofrecieron participar en este barco dragón. Yo respondí que sí sin pensármelo. Al no ser tu objetivo, vas con mucha menos presión, aunque obviamente te lo tomas seriamente. Vas como más para disfrutarlo. Estoy acostumbrada a competir en K1, K2 o K4 y al pasar a un barco de diez personas como que los éxitos se disfrutan más.
—¿En qué se percibe la diferencia entre un barco y otro? Más allá de dos piragüistas más o menos.
—En el de ocho piragüistas, yo iba marcando, yo iba de primera, yo tenía que marcar el ritmo y no seguir la palada de otro compañero, pero además el barco de ocho es un poco más inestable. Aquí en España nunca habíamos montado en un barco de ocho porque no se compite en ellos. Entonces, fue un poco diferente, pero tampoco hay un cambio tan grande.
—¿Cómo fue la adaptación y cómo le afectó en la competición el hecho de solo estar cuatro días en China? Hay seis horas de diferencia, otro clima, otro contexto.
—Ya veníamos cansados porque viajamos un martes y desde el viernes anterior habíamos estado compitiendo en el campeonato de España de pista, donde conseguí tres bronces. Lo unimos con este viaje, que viajamos durante todo el día, de once de la mañana a once de la noche, que son las cinco de la mañana en China. Al llegar allí, nos fuimos a la villa, dejamos nuestras cosas, desayunamos y fuimos directos a entrenar y la pista estaba a más de una hora de la villa. Fuimos sin dormir, salvo lo que dormimos en el avión. También fuimos a la ceremonia de apertura a las tres de la tarde del mismo día y no volvimos hasta la una de la mañana. Intentamos adecuarnos al horario, pero estábamos cansados y hacía un calor y una humedad horrible. De hecho, murió un deportista. En orientación, se retiró la mitad de los participantes. El agua estaba hirviendo en el lago donde competimos. Lo llevamos de la mejor manera para disfrutar de la experiencia porque es difícil que se repitan unos Juegos Mundiales porque es la primera vez que participa el barco dragón y no se sabe si va a volver a estar. Es como vivir el ambiente de unos Juegos Olímpicos y sabíamos que lo teníamos que disfrutar a tope.
—¿Cómo era el nivel de las olas y del agua?
—El primer día hacía mucho calor y el pantano estaba perfecto, no había viento ni había olas. El segundo día empezó a tronar, a diluviar y el pantano se puso fatal, había un montón de olas y de viento.
—¿Cómo valora su segundo puesto en el 54º Descenso Internacional do Miño la semana posterior a los Juegos Mundiales?
—Salimos muy bien, fuimos dos kilómetros solas en primera posición, y después nos alcanzó un K2 de portuguesas especialistas en maratón (Maria Pereiro y Francisca Malheiro, del equipo Ponte de Lima). De hecho, una de ellas fue campeona del mundo en 2024. Nos fueron dando tirones hasta descolgarnos y no pudimos seguirles el ritmo. Lara (Feijoo) y yo solemos competir en K2 200, que no tiene nada que ver, así que estamos bastante contentas con nuestro rendimiento igualmente.
—¿Qué peculiaridades tiene el Descenso Internacional do Miño?
—Es un descenso que requiere mucha resistencia porque se diferencia del de Lugo, que tiene "caneiros" rápidos cuando pasamos por Rábade y Ombreiro. Este descenso es solo pista. Entonces, tienes que saber moverte en olas y tener resistencia.
—¿Qué virtudes tiene usted y cuáles Lara Feijoo para coordinarse en este K2?
—Lara es muy, muy rápida y yo soy medio buena en todo (sonríe). No soy lenta, tampoco soy poco resistente, soy más o menos buena en todo.
—¿Cómo surgió tu pasión por el piragüismo?
—Mi padre (Ángel Villar Varela "Chilares") fue siempre piragüista. Yo no empecé muy joven porque yo hacía otros deportes y otras actividades. Mi padre nunca me insistió hasta que más o menos con catorce años ya me metió sin darme opción (se ríe) y me metió en el Fluvial. Durante los primeros años solo remaba en verano. Terminé el bachillerato y también el conservatorio profesional de música. Entonces, mis actividades ya se redujeron. Me fui a estudiar a Pontevedra y empecé a entrenar ya más de verdad en el Centro de Tecnificación con mi entrenador, Daniel Braje, que es también el entrenador de Teresa Portela, y me acogió como una más, aunque yo en ese momento no daba para nada el nivel. Estuve ahí tres años. Cuando llegó la pandemia, yo había fichado por el club de Tui (Club Kayak Tudense) y como el Centro (de Pontevedra) estaba cerrado me venía a entrenar a Tui. Ya me quedé aquí terminando mi carrera. Ahora ya estoy trabajando y entrenando lo que puedo.
—¿Qué recuerdos tiene de su etapa en el Club Fluvial de Lugo?
—Tengo muy buenos recuerdos de ir a todas las regatas con mis compañeros y también los míticos veranos del Fluvial donde iba a la piscina, pero sabía que a las siete de la tarde tenía que estar en el andar para ir a remar con mis amigos, con mis compañeros del club y con mis entrenadores, con "Mus" (José Antonio Fernández Marzán), que ahora ya se jubiló. Fueron años muy felices.
—¿Cómo fue el proceso para ir al Club Kayak Tudense?
—Cuando "Mus" se jubiló, la mayoría de mis compañeros del Club Fluvial se fueron del club. Yo me quedaba como la única chica en categoría sénior, las siguientes ya eran niñas que ahora están despuntando, como son Aida (Fonseca Jover) o Emily (Fernández Docherty), pero en aquel momento eran muy pequeñas. Durante ese primer año sénior yo seguía en el Fluvial, pero no tenía mucha motivación porque era mi primer año entrenando en serio y no podía competir con otra gente, no tenía barcos de equipo. Tania Fernández (García), que es mi amiga de toda la vida, siempre ha sido mi referente en el club y es mi ídolo, justo se había cambiado al Club Kayak Tudense. Pregunté si me podría cambiar yo y me dijeron que por supuesto. Desde entonces, estamos juntas aquí mano a mano en Tui. Este año no competimos mucho juntas, aunque ganamos el bronce en el campeonato de España en el K4 1000. Este año no pudimos competir juntas en el Descenso do Miño porque ella trabaja. Por eso competí con Lara Feijoo, que también vino conmigo en el barco dragón en los Juegos Mundiales.
—¿Qué momentos destaca de su ya exitosa carrera?
—Seguramente con la primera vez que ganamos el campeonato de España en K4 500 (2019), que desde entonces no pudimos volver a ganar esta distancia, que es la distancia olímpica y la reina. También me quedo con los dos campeonatos de Europa que fui con la selección española siendo sub-23. Yo empecé a entrenar en serio en sénior de primer año y en sénior de segundo año ya me había clasificado para un campeonato de Europa. ¡Yo no me lo creía! ¡Lo veía muy lejos! También destaco cuando bajé el Sella con mi padre, que aunque no lo hicimos muy bien es un recuerdo que me queda para toda la vida. Es la regata que más le gusta a mi padre, no se la pierde ningún año. Me encantó hacer ese descenso con él.
—¿Qué cambia mentalmente cuando compite sola a remar acompañada en diferentes embarcaciones, distancias y contextos?
—Cuando compites en barcos de equipo es como que la presión se reparte. En barco individual, yo no soy muy buena gestionando mis nervios, a veces me meto yo presión que no existe porque me la pongo yo misma. Realmente yo no vivo de esto. Yo vivo en un piso que me paga mi club, pero mi vida no depende de mis resultados. Me pongo una presión muy grande cuando compito en K1. Yo siempre prefiero competir en K2 o K4.
—¿Siendo profesora siente más empatía con sus entrenadores porque realmente ambos oficios enseñan, instruyen?
—Creo que no. Con los entrenadores me comporto como una alumna. Parece que se me olvida un poco. En general, los entrenadores en piragüismo no son las personas más empáticas que existen. Mis entrenadores son buenísimos, pero a veces les pueden fallar las formas, cómo decir las cosas. Lo hacen con toda su buena intención, pero les falta ese punto de empatía con el deportista, de ponerse en el lugar del otro y muchas veces no es fácil. Mi novio es olímpico, lo fue en París 2024, y tiene muchos problemas para competir, no es capaz de aguantar los nervios y los entrenadores no son capaces de ponerse en su lugar y preguntarse por qué para. En ciertos momentos, llevar la presión de ser deportista de alto nivel es complicado.
—¿Le apena tener tanto éxito en el deporte y tener dos profesiones, a diferencia de otros deportistas que solo se dedican al deporte? ¿O no?
—Mmmm, realmente no. Me gusta trabajar de profesora. No puedo vivir sin entrenar porque desde siempre he tenido el ejemplo y los hábitos. Si consigo buenos resultados, estoy contentísima y muy orgullosa; pero si llega el momento en el que tengo peores resultados, tengo mi trabajo, tengo mi carrera y no dependo de nadie.
—¿Qué objetivos tiene en el futuro a corto, medio y largo plazo?
—Este año nos pusimos el objetivo de ganar el K4 500 en el campeonato de España. No lo conseguimos, quedamos segundas, pero es un objetivo ambicioso porque es una distancia que quieren ganar todos los clubes, suele ser la distancia que otorga las becas más grandes. Seguramente sea nuestro objetivo para la temporada que viene, aparte de otros objetivos que vayan viniendo. Además, también voy a preparar con mi compañera Lara (Feijoo) el K2 200 en el caso de que recuperen la distancia porque este año la han eliminado del Mundial. Me gustaría competir en esta distancia en el Mundial. No sabemos si esta distancia la recuperarán para próximos Mundiales o no, no sabemos si es definitivo.
—¿Como lucense cómo valora las instalaciones y las ayudas al piragüismo lucense?
—El Club Fluvial es hoy día una de las mejores instalaciones deportivas de España, tiene todo lo que necesitas, tiene piscina, tiene las mejores máquinas en el gimnasio, tiene los mejores barcos, pero en Lugo no acompaña mucho el río porque en invierno hay grandes riadas. Puedes salir al agua, sí; pero no va a ser un entrenamiento de calidad porque hay corriente y te desequilibras. A lo mejor sí es para los que se dedican al maratón y al fondo, pero no para entrenar en pista. En verano baja el cauce, parece que está todo bien, pero salen las algas y ya te dejan un margen de cien metros para entrenar. El Fluvial está genial, pero tiene el condicionante del río. A nivel de ayudas, llevo años sin pedir becas en la Deputación. No estoy muy puesta porque soy bastante pasota. Cuando fui juvenil sí me habían dado. Cuando fui al campeonato de Europa en K4 500 me la denegaron en la Deputación porque solo daban becas en el deporte individual. Yo realmente me clasifiqué para ese Europeo de manera individual, luego el seleccionador elige los barcos y te meten donde él considere. En mi caso, fue un año en el K4 y otro en el K2. Al no competir en K1, no me dieron una ayuda acorde a ir a un campeonato de Europa.
—¿Qué virtudes destaca de su amiga y compañera Tania Fernández García, que es su referente?
—He aprendido casi de todo, de la vida, del piragüismo, de la amistad. El año pasado preparamos juntas la oposición. Vivíamos, entrenábamos y estudiábamos juntas. Éramos una el apoyo de la otra. Las dos aprobamos sin plaza, pero a volver a intentarlo. Ella me ha tratado como una hermana pequeña desde que yo llegué a Tui ayudándome siempre en todo, protegiéndome de todo. Tiene todas las virtudes: es buena persona, es buenísima deportista y es una persona muy empática y muy inteligente. No puedo tener mejor ejemplo.
—¿Cómo recuerda el campeonato de Europa sub-23 en 2019? Quedó séptima en semifinales en K4 500.
—Era mi primer campeonato internacional y tampoco lo preparamos mucho. Fue una preparación bastante corta. Además, éramos cuatro chicas que no teníamos mucho que ver en la forma de remar y de entrenar. Hoy día veo los vídeos y diría que aún no sabía remar. No fue un gran campeonato, pero es una experiencia más porque la oportunidad de un campeonato internacional no la tiene todo el mundo.