Tras el excelente partido del pasado fin de semana rematado con una brillante e importantísima victoria en Murcia, llega al Pazo un rival que puede, aunque no debe, llamar a engaño. Porque el Burgos es un equipo, que es cierto, hasta ahora marcha con apenas una victoria, pero que también lo es, ha estado a punto de lograr más triunfos en partidos en los que tuvo opciones de conseguirlo.
Un equipo que juega con muchas posesiones y que estadísticamente —los números dicen siempre mucho pero conviene no olvidar que cada partido tiene su vida y su desarrollo, y la clave, además de la preparación, pasa muchas veces por interpretar lo que está sucediendo en la cancha—, tiene muchos parámetros similares a los del Breo, con dos aspectos que hasta el momento los están condicionando en los momentos decisivos. El acierto en los lanzamientos exteriores y la cantidad de puntos recibidos.
Con una idea defensiva de apretar mucho fuera y tratar de que el rival no pueda jugar cómodo. Con jugadores, especialmente, en su línea exterior de nivel. Por ahí andan rindiendo excelentemente bien Gonzalo Corbalán y Jackson, bien acompañados por Raúl Nieto, Gudmundsson y Leo Meindl. Con la posición de cuatro más que bien cubierta con Dani Díaz, jugando siempre según exige el partido, y Jermaine Samuels.
Y con un juego interior de trabajo e intangibles liderado por Luke Fischer, que también tanto les aporta. Siempre conviene recordar que no hay partidos fáciles y que no sean de tu liga. Lo que sí hay son partidos complicados si no se afrontan a tope tras una gran victoria con convocatoria de selecciones y un parón a la vista. Pero poco hay que incidir en ello. Lo ha dicho ya, bien que lo sabe Luis Casimiro. Seguro que el Breo al amparo del Pazo hará lo que toca. ¡Mucha suerte!