A Fonsagrada, el pueblo que tomó el Concello casi un año para defender su dignidad

María Guntín
María Guntín A FONSAGRADA / LA VOZ

A FONSAGRADA

Movilizaciones en enero de 1992, frente a la antigua casa consistorial de A Fonsagrada
Movilizaciones en enero de 1992, frente a la antigua casa consistorial de A Fonsagrada XOSÉ MARRA

Se cumplen 30 años de las revueltas en la montaña: «Condenáronme a 14 meses de cárcere; pero cantos máis paus nos daban, máis nos sobrepoñiamos á situación», cuenta uno de los activistas

28 nov 2021 . Actualizado a las 09:18 h.

Treinta años después, en A Fonsagrada nadie ha olvidado la revuelta que se desató a finales de noviembre del año 1991. La historia más negra de esta comarca de montaña se vivió en apenas unos meses y es que los altercados acabaron con personas lesionadas, detenidas e incluso imputadas. Fueron muchos días de encierro, que no terminaron hasta casi un año después. El mismo Forges remitió entonces un comunicado para apoyar a los manifestantes. Decenas de copias permanecieron expuestas en los muros de las dependencias municipales.

Aquel 29 de noviembre, hace ya tres décadas, vecinos y ediles se concentraron en el Concello para exigir la cabecera de comarca. En los últimos días habían comprobado cómo el servicio de Extensión Agraria pertenecía ya a Becerreá. Las disputas por la capitalidad coparon incluso las fiestas navideñas. En Nochebuena, más de 500 personas se congregaron en la casa consistorial y en sus inmediaciones hasta las primeras horas de la mañana. Por aquellos días, varios coches con megafonía recorrían los 455 kilómetros cuadrados de extensión del municipio para exponer a los vecinos sus reivindicaciones, así como los avances de la protesta. En 1991, este concello estaba habitado por más de 6.500 personas, frente a las poco más de 3.000 que alberga hoy.

El alcalde protagonista

Uno de los protagonistas de la protesta fue Mario Arias Mon. Entonces era el alcalde. Sin embargo, en medio de su segundo mandato los vecinos se enteraron de que estaba previsto que el municipio dejase de ser cabecera de comarca. Empezó entonces una organización que terminó con cientos de vecinos encerrados en el consistorio. Al principio el alcalde los apoyó y es que Arias Mon sí estuvo presente aquel 29 de noviembre. Pero un buen día decidió pedir el desalojo de los protestantes y tramitar denuncias por sedición. La actitud del regidor derivó en una protesta sin precedentes en la historia de la democracia lucense. Mon llegó a necesitar protección de la Guardia Civil y los agentes fueron, en una ocasión, los que pararon los golpes mientras que Arias Mon se resguardaba en un coche patrulla. Mientras, los vecinos lo bombardeaban con huevos.

Los altercados en esta villa se prolongaron durante casi un año. El ayuntamiento estuvo custodiado por la Benemérita y el malestar vecinal en A Fonsagrada duró varios meses, aunque algunos aseguran que las redecillas continúan a día de hoy.

El 11 de diciembre de 1991, en A Fonsagrada solo abrió la farmacia de guardia. Una huelga general fue secundada de forma mayoritaria por los vecinos. La villa se paralizó, y los protestantes hicieron suyas las calles para seguir manifestándose.

La llegada de los antidisturbios

A mediados del mes de enero, antidisturbios de León cargaron contra los vecinos de A Fonsagrada y tiraron a patadas la puerta del ayuntamiento. La localidad se convirtió en campo de batalla al aparecer los agentes, que fueron recibidos con abucheos, pitidos e insultos. Hubo disparos de fogueo al aire y pelotas de goma. El desalojo y la fuerte carga fueron ordenados por el gobernador civil, que atendía así a una solicitud formulada por Mario Arias Mon, que presentó una denuncia, basada en la ocupación de las dependencias municipales. Llegó hasta el juzgado de Fonsagrada a través de un texto firmado por el regidor, que una semana atrás había enviado un escrito a la coordinadora para solicitarle que dejase abiertas al público las oficinas del ayuntamiento. Según informaron algunos vecinos, la casa del alcalde se encontraba custodiada por dos agentes.

En enero de 1992, A Fonsagrada se trasladó a San Caetano. Más de 2.500 personas se manifestaron para solicitar la cabecera de comarca, la del área de extensión agraria y la jefatura del servicio de extensión de incendios. Cuarenta autobuses llegaron a Santiago para hacer sonar los silbatos.

¿El ansiado final? Por el momento, Becerreá sigue siendo cabecera de comarca, y A Fonsagrada se quedó sin sus ansiadas demandas.

«Condenáronme a 14 meses de cárcere; pero cantos máis paus nos daban, máis nos sobrepoñiamos á situación»

La revuelta fue secundada por cientos de fonsagradinos, que no dudaron en hacer frente al alcalde para defender los intereses de su pueblo. Uno de los protagonistas es, precisamente, primo del viejo alcalde. Juan Carlos Álvarez Mon fue integrante de la coordinadora y recuerda con ilusión lo acontecido en A Fonsagrada hace 30 años. «Vivímolo tamén con incerteza; cantos máis paus nos daban, máis nos sobrepoñiamos», sentencia convencido. Asimismo, admite que el tiempo otorga una perspectiva diferente, pero si algo ha sacado en claro de las reyertas es que «o poder emborracha á xente que non está preparada». Álvarez Mon cree que lo acontecido por aquel entonces influyó directamente en el deterioro de la comarca fonsagradina. «Vendéronnos, nunha palabra». Pero para este manifestante, lo ocurrido hace tres décadas se gestó durante un largo tiempo y propició la continuidad del caciquismo rural que, a su parecer, se palpó en la zona durante muchos años. 

«Vendéronnos, nunha palabra»

Sobre las manifestaciones, Juan Carlos Álvarez recuerda su condena a 14 meses de cárcel, además de la inhabilitación para ejercer cargos públicos y la privación del sufragio universal. Afortunadamente, no llegó a entrar en prisión al no superar el tiempo mínimo establecido cuando el condenado no tiene antecedentes. Sin embargo, si algo tiene claro es que «tomaría as mesmas decisións. Conseguimos darlles un golpe de atención, e temos a sensación de que gañamos, xa que os conseguimos quitar da alcaldía. Sen embargo e por desgraza, a día de hoxe A Fonsagrada segue sendo a gran esquecida das administracións», sentencia.

«Non foi algo traumático»

Xulio Fernández López fue portavoz de la asamblea de vecinos durante las revueltas y edil de Terra Galega. Para él, lo sucedido fue positivo y sirvió para situar en el mapa A Fonsagrada. «Á larga fixéronse cousas que, de non ter acontecido aquilo, non se houberan feito. Non o recordo como algo traumático, pero si é certo que se puideron evitar certos escenarios de violencia porque nós non iamos contra a policía», sentencia Fernández.