Entran a robar en dos establecimientos de As Nogais sin que nadie se percate hasta primera hora de la mañana

Paula Álvarez García
Paula Álvarez AS NOGAIS / LA VOZ

AS NOGAIS

El bar Chevello vendió un boleto premiado de la Bonoloto hace apenas unas semanas.
El bar Chevello vendió un boleto premiado de la Bonoloto hace apenas unas semanas. PAULA ÁLVAREZ

El botín robado en el bar Chavello ronda los 8.000 euros. La propietaria escuchó ruido a las cinco de la mañana, pero pensó que sería «a miña filla facendo algo»

16 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La villa de As Nogais volvió a sufrir en la noche de este martes varios robos en establecimientos de hostelería. Esta vez, los afectados fueron el restaurante O Muíño y el bar Chavello. La forma de actuar de los cacos fue la misma en ambos establecimientos, ya que ninguno de los propietarios se percató de lo sucedido hasta primera hora de la mañana.

El bar Chavello está situado en el centro del pueblo, rodeado de viviendas, y las propietarias viven justo encima. No obstante, eso no sirvió de impedimento para que los ladrones se llevaran un botín valorado «nuns 8.000 euros», explica Estefanía López, una de las dueñas del establecimiento.

Esa cantidad de dinero se desglosa en 800 euros de cambio que contenía la máquina de tragaperras, un bote de propinas con 600 euros, todo el dinero de la caja registradora, varias botellas de alcohol y el tabaco de la expendedora, valorado aproximadamente en unos 3.000 euros. A eso hay que sumarle, además, los desperfectos ocasionados en el interior del bar.

En O Muíño, el asalto siguió los mismos pasos. María Rodríguez, la propietaria, aún no se explica cómo entraron, porque «non forzaron para nada a porta». Por eso sospechan que «igual nos colleron as chaves con anterioridade». Los ladrones se llevaron dinero de la máquina tragaperras y botellas. Curiosamente, también alguna de agua que «despois apareceron tiradas no Chavello, o que indica que viñeron aquí primeiro».

Hace poco más de un mes que los cacos asaltaron este restaurante, pero en esta ocasión se desconocen los motivos por los que no saltó la alarma. «Enterámonos pola mañá», explica María. Los desperfectos fueron menores que en veces anteriores, pero el disgusto y el enfado son los mismos.

Los ladrones forzaron la puerta de la casa.
Los ladrones forzaron la puerta de la casa. PAULA ÁLVAREZ

Primeras veces, pero conocidas

En el caso del bar Chavello, se trata de la primera vez que entran a robar en este establecimiento, pero cuenta Fani —así la conocen los vecinos y clientes— que los cacos conocían bien el sitio en el que entraban. De hecho, no rompieron la puerta del bar, sino la de la vivienda porque «sabían que por aí tiñan acceso ao interior». Aunque es de madera y está blindada, todo parece indicar que la forzaron con una pata de cabra.

La pregunta más repetida se centra en el motivo por el cual las propietarias no escucharon ruidos. «Pensei que era a miña filla, que estaría facendo algo abaixo», explica Fina, madre de Estefanía y también propietaria. Mientras ella pensaba que el alboroto era algo habitual, los cacos pasaron más de media hora robando dentro. Ese tiempo fue suficiente para cargar todo el botín y hasta para abrir la máquina del tabaco «coa chave que gardamos na rexistradora, sen forzala nin rompela».

Fue por la mañana, al abrir, cuando Fina se dio cuenta de lo sucedido, porque el negocio no cuenta con alarma. «Deixaron ata a porta arrimada, pero xa vin que estaba todo revolto», dice con el susto aún en el cuerpo. Todo el trabajo y el esfuerzo de muchos años se vio frustrado en una noche.

Además, el bar Chavello vendió recientemente un boleto de la Bonoloto premiado con más de un millón de euros. Algunos vecinos dicen que el robo es fruto de la casualidad, pero otros indican que los ladrones conocían que por el bar «pasou moita xente, e a recadación sempre é maior».

Otros intentos

Los vecinos explican que los ladrones intentaron asaltar algún negocio más en la noche del martes. Es el caso de una nave localizada en el fondo del pueblo, donde los trabajadores encontraron la puerta forzada, pero no echaron en falta nada de material. También el propietario del café Delicias manifiesta que escuchó algún ruido, pero no percibió «nada raro».