Dos semanas sin GES en Os Ancares: «A xente reza para que non pase nada»

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA LUGO / LA VOZ

BECERREÁ

Víctor Pérez y Marta Carballo, dos de los antiguos empleados del GES que viven en Becerreá
Víctor Pérez y Marta Carballo, dos de los antiguos empleados del GES que viven en Becerreá Carlos Castro

Os Ancares pasó su segunda semana sin servicio de rescate o atención de incendios

16 ene 2022 . Actualizado a las 18:43 h.

El fin del 2021 se llevó consigo a uno de los servicios básicos de la montaña de Lugo. El Grupo de Emergencias Municipal de Os Ancares, que tiene la sede en Becerreá, se disolvió el 31 de diciembre. Con su desaparición, siete concellos que conforman una Reserva da Biosfera se quedaron sin nadie en el terreno que los socorra en una situación de emergencia. Los accidentes, incendios o las vías tupidas de nieve tendrán que esperar al menos una hora para ser atendidos por los bomberos de Sarria. En las dos primeras semanas sin el GES, por suerte, no hubo ninguna incidencia. Los antiguos trabajadores que viven en Becerreá notan «medo» entre los vecinos: «Rezan para que non pase nada».

La extensión de los concellos de Os Ancares ocupa unos 1.000 kilómetros cuadrados, que hasta el 31 de diciembre eran cubiertos por un equipo de 11 trabajadores del GES, ubicados en la cabeza de comarca, Becerreá. Nueve de ellos ahora fueron enviados a un ERE y dos se convirtieron en empleados municipales. Además, en ocasiones recibían el apoyo de los bomberos de Sarria. La distancia entre estas dos sedes es de 40 minutos. En caso de que la emergencia se produjese en alguna aldea, las carreteras de montaña pueden incluso duplicar el tiempo de respuesta.

Despedida del 112

El último día del 2021, los miembros del GES recibieron una llamada del 112 para informarles de que ya no les avisarían más de las emergencias, como cuenta uno de los miembros, Marta Carballo. Ahora son los bomberos de Sarria los encargados de cubrir los concellos de Becerreá, Baralla, Navia de Suarna, As Nogais, Cervantes, Triacastela y Pedrafita do Cebreiro. «Antes desprazabámonos só nas operacións difíciles pero agora teremos que ir a todas e iso deixara á súa vez deserta a comarca de Sarria», explica el jefe del parque, José Manuel López. Este equipo trabaja en cada turno con tres o cuatro personas para cubrir un «territorio inmenso».

La carga de trabajo y la distancia pueden provocar desenlaces fatales en los pueblos más alejados. Los GES son los que primero llegaban a los incendios y pueden actuar tanto en los forestales como en los urbanos. Además, tienen competencias para acudir a los accidentes de tráfico, en los que pueden excarcelar a las posibles víctimas. Una situación que empeora con la llegada de la nieve. Los turistas que cada invierno acuden a la montaña lucense en busca de estampas blancas no tienen ningún servicio si se quedan atrapados por la nieve o se pierden. Para los propios vecinos de la comarca, la actuación del GES era vital porque despejaba las carreteras para vehículos particulares o incluso para ambulancias. «Todos os veciños están moi desgustados porque non saben que vai ser deles se pasa algo; ademais, a maioría son xente maior», explica Marta. Tanto ella como su compañero Víctor viven la inseguridad en primera persona, ya que residen en Becerreá.

Sin solución a la vista

Los GES son un servicio de la Xunta de Galicia, en colaboración con las Diputaciones y los Concellos. La comarca de Os Ancares se convirtió en una zona desprotegida después de que el alcalde de Becerreá, Manuel Martínez, de la formación independiente Galicia Siempre, renunciara a seguir siendo sede del GES. Solicitó a la Xunta que subrogase este personal de emergencias por «cuestiones de organización de la plantilla municipal», pero la Xunta defendió que no era posible. Esa fue toda la negociación que existió entre el organismo autonómico y el local. Hasta el día de hoy, no hubo nuevas comunicaciones.

Un futuro fuera de Becerreá

Para los trabajadores, la decisión del alcalde es una reacción por llevar a la justicia previamente la temporalidad de sus contratos, que consiguieron hacer indefinidos. Víctor Pérez explica que la justificación del ERE es «inconsistente», por eso lo recurrirán. El equipo del GES estuvo haciendo tareas de limpieza o desbroce hasta el 7 de enero porque «na carta de despido constaba que finalizabamos ese día», pese a no haber servicio. El futuro lo ven, desgraciadamente, fuera de la montaña porque «non temos traballo para nosa formación». Lo que sí tienen es a su familia y sus hijos con la vida hecha en Becerreá, por la que apostaron comprándose una casa hace apenas dos años, como Marta.