Peregrinación de Guitiriz a Lugo para visitar «ao seu cura»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MaRÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

GUITIRIZ

La familia acorta los encuentros ante la avalancha de vecinos de la zona

20 mar 2015 . Actualizado a las 21:29 h.

El HULA soporta estos días un colapso que no tiene nada que ver con los periódicos problemas de saturación del servicio de urgencias. El ingreso del sacerdote guitiricense Alfonso Blanco, que fue hospitalizado el sábado por un intento de envenenamiento a manos de un vecino de la parroquia de Santa Locaia, ha derivado en una riada de desplazamientos de gentes de este municipio y de otros próximos.

El interés por conocer de primera mano el estado de salud del sacerdote y el deseo de saludarlo personalmente, aunque sea solo en un contacto de unos momentos, explican esa abundancia de visitas. Además, Blanco permanece ingresado en el HULA desde el sábado por la tarde, aunque hasta anteayer no logró recuperar la consciencia.

Gentes de distintas edades acuden a visitar a un sacerdote cuyo trabajo va más allá del ámbito religioso y que siempre está dispuesto a colaborar en cualquier iniciativa en que se le pida. El afecto que Blanco, afincado en Guitiriz desde hace casi 40 años, despierta en el municipio y en la comarca ha generado tal avalancha de visitas que no ha quedado más remedio que limitar a unos pocos minutos la duración de los contactos.

Aunque está iniciando la recuperación, Blanco recibe a las visitas, que cuando no pueden verlo en persona, optan por dejar una tarjeta o por transmitir a sus familiares el testimonio de su afecto y el deseo de una pronta recuperación. El sacerdote, que todavía muestra algunos síntomas de cansancio en una evolución que parece empezar con buen pie, se esfuerza por recibirlos a todos.

Los familiares que lo acompañan estos días también asumen que la situación es inevitable. La gran presencia de visitas no es sino una muestra del afecto que se profesa al párroco, al profesor, al coordinador de Xermolos, al vecino siempre listo para ayudar... Y mientras eso ocurre en el HULA, en donde la llegada de visitas a su habitación ya no sorprende a los empleados del centro hospitalario, no es menor la inquietud que se vive en Guitiriz y entorno por el estado de salud de Alfonso Blanco.

Algunos amigos que ya lo han visitado en el hospital y que mantienen con él una estrecha relación no dejan de recibir llamadas y mensajes de personas que se interesan por la salud del cura. Todos desean con ansia una pronta recuperación: «Oxalá o teñamos axiña aquí», decía ayer uno de ellos.

crónica conmoción por el intento de envenenamiento de alfonso blanco

El paciente se esfuerza por recibir a todos los que se interesan por su salud

El detenido hacía trabajos a la comunidad y arrastra un perfil conflictivo

Que Alfonso Blanco acudiese a una casa invitado a comer, en un almuerzo que empezaba con caldo, y acabase inconsciente porque alguien le echó una sustancia tóxica es una muestra de la relación que tenía con J.J.B.L y del perfil de este, en el que no faltan episodios conflictivos.

El detenido estaba realizando trabajos de ayuda a la comunidad como alternativa a una condena. Blanco lo tutelaba como coordinador de Xermolos después de que el Concello hubiese mostrado su incapacidad para asumir esa carga. El alcalde, Xosé María Teixido, precisó ayer que los trabajos tenían una duración total de dos años y resultaba algo complicado controlarlo durante todo ese tiempo. Así, realizaba algunos trabajos para la asociación cultural: en las últimas semanas, por ejemplo, colaboró en la colocación de mobiliario en locales del citado colectivo.

La relación de J.J.B.L. con el entorno no parece agradable ni armónica. Algunos incluso veían con malos ojos que anduviese acompañando a Blanco porque se le atribuye fama de manipulador y una facilidad de palabra con la que intenta justificar algunos malos comportamientos. Sus adicciones lo colocan a veces en situaciones comprometidas.

Para algunos, a Blanco lo traicionó algo que podría denominarse exceso de bondad, que lo lleva a ayudar siempre que cree que puede hacerlo. Para otros, lo del sábado fue una estrategia premeditada para poder robar al sacerdote tras invitarlo. «Xogoulla», decía ayer un vecino.

Confianza en una evolución sin secuelas

Aunque a Alfonso Blanco todavía le queda por delante un proceso de recuperación que se supone largo, los primeros indicios apuntan a una evolución favorable. El coordinador de la Asociación Cultural Xermolos tiene una salud algo delicada desde hace ya algún tiempo, pero parece, según las pruebas realizadas, que órganos importantes no se han visto afectados pese a la presencia de una sustancia tóxica en el caldo que formaba parte del menú del pasado sábado. Fue invitado a comer en una casa de Santa Locaia por una persona que lo intentó envenenar.

«Recupérase a gran velocidade»

Un buen amigo de Alfonso Blanco expresaba así ayer su estado: «Estase recuperando a gran velocidade, está ben». Esa evolución positiva, sin embargo, no excluye que el sacerdote, de acuerdo con ese testimonio, no se encuentre dolorido por lo ocurrido, tanto por los hechos como por la implicación de una persona con la que tenía relación.