El agua, una riqueza cara en Guitiriz

Xosé María Palacios Muruais
xosé maría palacios VILALBA / LA VOZ

GUITIRIZ

SUSO PENA

El embalse garantiza el suministro desde hace casi 40 años, aunque ahora está asociado con problemas

04 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«De todas las obras inauguradas ayer la de más trascendencia para Guitiriz fue el embalse que suministrará agua a todo el vecindario». La información que publicó este periódico el 1 de octubre de 1982, firmada por Mar Ramil, recogía los actos celebrados en la víspera. La importancia aún se mantiene, no solo porque el embalse todavía presta servicio sino porque quienes tenían entonces responsabilidades de gobierno reconocen que fue una de las principales actuaciones de esa etapa.

El embalse de San Juan recoge agua de la zona del Cordal de Montouto. De esa parte del municipio, situada en la franja occidental, ya procedía el agua de la traída antes de su construcción; el servicio, no obstante, se prestaba con ciertas estrecheces. Jesús Veres, hoy concejal de Converxencia Galega y miembro del gobierno local en el mandato 1979-83, recuerda algunas. En primer lugar, durante el verano se bombeaba agua desde el vecino municipio de Aranga: por tres meses de bombeo, dice, se pagaban 80.000 pesetas (480 euros). En segundo lugar, un empleado del Concello se desplazaba dos veces al día para supervisar que el motor funcionase, pues una avería, recuerda el edil, significaría que el casco urbano se quedase sin agua.

Antes de que se construyese el embalse, el agua llegaba a Guitiriz desde una fuente situada cerca del actual embalse, y la tubería bajaba por fuera del espacio que ahora ocupa el pantano. El lugar elegido estuvo finalmente un poco más arriba de lo previsto en un principio, pues así se consideró que quedaría sitio para una posterior ampliación.

También se llegó a estudiar otra ubicación -Xomelio, en una zona del municipio cercana-, que se descartó porque era un lugar con poca pendiente aunque sí con suficiente agua. La obra, explica Veres, se ejecutó en dos años y no supuso una operación de especial complejidad. Aunque quedó sitio para una posible ampliación, nunca se acometió: Veres desvela que en el pasado mandato, en el que formó parte del gobierno presidido por Xosé María Teixido, se pensó en esa idea; sin embargo, no se materializó al llegarse a la conclusión de que sería muy difícil lograr permiso.

Las expectativas que abriría el funcionamiento del embalse eran favorables. En una entrevista publicada en este diario el 25 de octubre de 1980, el alcalde, Elisardo Losada, anunciaba que los problemas de abastecimiento desaparecerían al año siguiente. Ahora, casi 40 años después, el embalse aparece envuelto en polémicas: el agua de la traída presenta tal nivel de hierro que no se puede consumir, y una medida que no se ha tomado hasta ahora y que se plantea como una salida al problema, la limpieza del pantano, requerirá autorizaciones que no dependen del Concello. ¿Cuál es entonces el remedio? Por ahora, paciencia... y agua embotellada.