
La localidad sigue dependiendo de una estructura urbana alargada, con la carretera N-VI como eje indiscutible
14 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Guitiriz parece un hueso: no hay más que ver su aspecto alargada, con la carretera N-VI como eje indiscutible, para comprender esa imagen. En cambio, según expresión usada ayer por la arquitecta guitiricense Marián Miraz, le vendría bien una estructura similar a la de la espina de un pez, con un eje principal del que saliesen varios secundarios.
Esfuerzos para que la villa engordase no han faltado, al menos desde un punto teórico. Un documento tan decisivo como el Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) recogía, ya en el año 2009, hasta seis planes parciales en otros tantos lugares del casco urbano para intentar precisamente superar esa imagen tan larga. Nueve años después, al plan aún le falta la aprobación definitiva, con lo que el desarrollo de los proyectos sigue pendiente.
Las inmediaciones de la calle Río Forxá, las cercanías de la avenida Díaz Castro, el entorno de la avenida do Balneario, las proximidades de la estación de tren y otros dos espacios del casco urbano (uno, delimitado por la calle Terra Chá y la del Mercado, y otro, por la rúa Nova, Rosalía de Castro y Xermolos) eran los lugares previstos para el desarrollo de los planes, lo que demuestra, por otro lado, una intención de engorde en varias partes del cuerpo urbano.
Al mismo tiempo, otra cuestión planteada más de una vez dentro de la idea de ampliar la estructura de la villa ha sido la apretura de nuevas calles. Una de las incluidas en esa operación, sin avance práctico hasta ahora, iría de la rúa do Concello a Río Forxá: aprovecharía el espacio situado entre la Casa da Botica y el siguiente edificio, donde ya hay ahora un callejón, y acabaría junto al campo de la feria.
La alcaldesa, Regina Polín, admitió ayer que la idea no se había abandonado, aunque también reconoció que el Concello, con el PXOM sin aprobar todavía, carecía de plazos para suponer cuándo podría ejecutarse. Para la arquitecta Marián Miraz, por su parte, se trata de un proyecto de interés tanto por la ubicación de la vía, paralela a la calle de la Diputación y perpendicular a la rúa do Concello, como por las posibilidades que abriría: podría tener tráfico en un sentido -de la rúa do Concello hacia el campo de la feria, inverso al de la Diputación- y dar salida por el campo de la feria y por la avenida Díaz Castro hacia la A-6.
La apertura de calles ya fue estudiada alguna vez por el Concello, aunque sin éxito. Una de ellas, recogida ya en las normas urbanísticas que ahora están en vigor, tiene un trazado que saldría de la calle Rosalía de Castro y llegaría a Tralouteiro. Otra calle cuya apertura considera necesaria y hasta urgente Miraz, por la comentada esa necesidad de superar esa articulación semejante a la espina de un pez, uniría la avenida da Coruña con la calle Xermolos, cercana a la línea férrea.
¿Por qué abrir esa calle resulta más urgente? Por la existencia de bolsas de suelo urbano en la zona, por su condición de céntrica en la localidad y por la cercanía a diversos servicios, dice. Ninguna de esas calles tendría una gran longitud, algo que esta arquitecta considera correcto: lo que necesita la villa no son grandes arterias sino vías que enlacen las ya existentes.
La apertura de alguna nueva calle está prevista desde hace años