Pardiñas, la gran familia que cada verano se ve en Guitiriz

X.M.PALACIOS LUGO / LA VOZ

GUITIRIZ

El festival, creado hace más de 40 años por la asociación Xermolos, es compartido por padres e hijos

22 jul 2023 . Actualizado a las 20:29 h.

Hay personas que solo ven a sus familiares una vez al año, aunque la escasez de las reuniones no implica falta de afecto ni indiferencia. Así ocurre cada mes de agosto en Guitiriz, en donde hace más de 40 años se formó una gran familia que conserva la costumbre de mantener una reunión estival.

El Festival de Pardiñas, cuya primera edición se celebró en 1980, fue uno de los primeros frutos de la siembra de la Asociación Cultural Xermolos, creada en la localidad a finales de los años setenta. Saraibas, Xoán Rubia, María Manuela y el grupo Agarimo formaron el cartel del primer festival, que en el segundo año contó con la presencia de Amancio Prada, Fuxan os Ventos, Brath y Taranis.

El conjunto de alicientes no se redujo a lo musical, y en años siguientes empezaron a organizarse la Mostra de Artesanía y de Instrumentos Tradicionais, acaso oscurecidos ante el gran público por la relevancia de los conciertos, pero considerados como citas relevantes por los profesionales de esos sectores. Esa ampliación del programa fue acompañada del aumento de los días de celebración: se empezó con uno, se pasó a dos y ahora son tres, reservándose el primero para cantos de taberna por bares del casco urbano.

Asistir a conciertos y ver esas dos citadas ferias son opciones que están al alcance de quienes acuden cada año, aunque el hecho de asistir y de reunirse con personas afines parece una sensación incluso más intensa. Alfonso Blanco, impulsor del festival, coordinador de Xermolos y patriarca de la gran familia que se junta cada año, no duda en manifestar que la asistencia es «unha herdanza» que se va transmitiendo de padres a hijos. Igual que en las reuniones familiares se puede preparar un menú para los más pequeños, Pardiñas ha acabado incorporando a su programa actividades para los más pequeños. Conviene recordar también que a esta gran familia han pertenecido nombres ilustres de la cultura gallega contemporánea como Xosé María Díaz Castro, Avelino Pousa Antelo, Manuel María o Darío Xoán Cabana, que junto a otros muchos, menos conocidos, cumplían con esa tradición.

A la familia de Pardiñas, por otro lado, hay que reconocerle el acierto de escoger el lugar de encuentro, la finca de un balneario rodeado de naturaleza. La cercanía de la N-VI y de la A-6 queda eclipsada por una frondosa vegetación que tiene un valor algo simbólico. «Celebramos a paisaxe que nos dá a vida», afirma Blanco.

Con vínculos surgidos en 1980 y aún fuertes, la familia de Pardiñas ha acabado por ser un símbolo del municipio como la torta de millo, algo que los guitiricenses, opina Blanco, saben reconocer. Él, por su parte, da gran valor a esos afectos: «A miña familia é a familia de Pardiñas», dice.

El festival ha empezado con animación, como se ha comprobado este viernes, día elegido para los cantos de taberna. Una docena de negocios de hostelería del casco urbano se han sumado a la iniciativa, ya habitual desde hace años para iniciar  el programa de actos. El ambiente se notaba en el centro urbano de Guitiriz, y el sábado y el domingo se trasladará al balneario que acoge habitualmente esta cita, ya clásica en el verano gallego. Los cantos de taberna animaron el centro urbano hasta bien entrada la noche.

En este sábado, ya la animación se ha trasladado del centro urbano a Pardiñas. Junto al balneario se han inaugurado la Mostra de Artesanía y la de Instrumentos Tradicionais, y en las inmediaciones se ha disputado un torneo de billarda. Tampoco ha faltado en el programa otra actividad habitual, la carrera popular.