«Una negligencia condenó a mi hijo a una vida de sufrimiento y aislamiento»

María Guntín
María Guntín LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

ALBERTO LÓPEZ

Después de más de 30 años de lucha, la médica lucense Lina Álvarez ve cómo los juicios se continúan suspendiendo

24 nov 2019 . Actualizado a las 21:15 h.

La doctora lucense Lina Álvarez continúa con su lucha, que es también la de muchos otros padres con hijos que sufren secuelas provocadas por fallos en la amniocentesis. El hijo de Lina tiene parálisis cerebral porque su cerebro fue pinchado durante la prueba. La médica demandó a la Ruber por ocultarle planos de una resonancia que considera decisivos para mostrar la lesión causada por la amniocentesis. Ahora, las pruebas están en sus manos y en ellas se percibe una arteria seccionada. Ahora, el juicio que podría despejar algo de luz tras una vida de lucha se ha suspendido porque «no fueron capaces de preparar un sistema de videoconferencia desde Bilbao». Lina se enteró de que no habría pleito cuando ya estaba en Madrid, esta misma semana. La cita se iba a celebrar en junio inicialmente.

La vida de su primer hijo —tiene tres y el último nació cuando Lina tenía 62 años— no es fácil. «Estas son las pruebas eternas de mis 30 años de lucha. Mi hijo tiene una parálisis de 85% de incapacidad que lo obligó a una vida de sufrimiento y aislamiento. Sin habla, con cambios de ropa cuatro o cinco veces al día, crisis y vómitos, agresividad, dolor e impotencia durante estos larguísimo 30 años, que también lo fueron para la familia, incluidos sus pequeños e inocentes hermanos que lo adoran», cuenta Lina con una carpeta llena de documentos que avalan una lucha larga, intensa y dolorosa.

El compromiso de Lina la llevó a enfrentarse a la clase médica a la que pertenece, «me avergüenzo de ella cuando pretenden seguir negando la evidencia a pesar de ver en mí la decisión de defenderla por encima de mi vida y conocer de cerca mi lucha permanente», explica Lina en una de las cartas que escribió para pedir a otros compañeros del gremio que testificasen. «Durante 30 años toda la clase médica trató de ocultar con un descaro escandaloso y que ahora ya carece de sentido», sentencia.

La médica lucense está dispuesta a llegar hasta el final. Así lo demostró. Consiguió los planos por un golpe de suerte y porque el radiólogo estaba de vacaciones. Además, escribió una carta abierta a los jueves de la Audiencia de Lugo: «Han absuelto al delincuente que me robó el dinero de mi piso, al inspector que me incapacitó en plenas facultades mentales y profesionales por aislarme del colectivo médico de Lugo, a los ginecólogos que han descerebrado a mi hijo». Lina también recuerda bien lo que le supuso sacar adelante a sus hijos sola. «Cuando el niño tenía tres años y viendo que el padre era incapaz de asumirlo, me vi sola, separada y con un problema que me superaba día a día. Mi hijo estaba ingresado cada poco. Me escondieron los informes, no me pasaban la manutención», cuenta esta médica.

Una lucha contra la justicia

Después de años que Lina recuerda como inmensamente dolorosos llegó su segundo hijo y, por último, una pequeña que lleva su nombre. Ahora, ellos son los que la hacen feliz, aunque admite que llega a duras penas a fin de mes. «Vivimos en piso de alquiler pagando todavía cuentas de los juzgados de Lugo, gastando lo poco que tengo en abogados para alcanzar el reconocimiento de una justicia que, literalmente, nos robó la vida», explica esta mujer.