Un informe del Concello niega que el estado de la red de aguas agravase el incendio de O Ceao, pero admite que necesita una mejora

LUGO CIUDAD

ALBERTO LÓPEZ

Paula Alvarellos acusa a la oposición de intentar sacar «rédito político» por criticar la poca presión del agua en el polígono, algo que denunciaron en su día bomberos y voluntarios que trabajaron contra el fuego

23 jul 2021 . Actualizado a las 14:04 h.

El pasado 11 de abril, los vecinos de la ciudad de Lugo se despertaron junto a un intenso olor a quemado. Cuando miraron por la ventana, llegó el horror. Una enorme nube negra, que se veía desde varios kilómetros de distancia, evidenciaba que el polígono industrial de O Ceao estaba en llamas. Durante doce días, ardieron ocho naves industriales. Tanto el día del incendio como los posteriores, sin embargo, fueron varias las voces que señalaron al estado de la red de aguas y a la presión de sus tuberías como un elemento clave para que se dificultase la labor de extinción.

Desde el principio, PP y Ciudadanos se agarraron a estos testimonios para pedirle explicaciones al Concello. El Gobierno local, por su parte, desmintió el día siguiente al inicio del fuego que esta baja presión del agua fuese un problema, y que su suministración «sempre estivo garantida». Tras unos meses de silencio, este viernes el área de Gobernanza publicó un informe del que se extrae que la magnitud del siniestro no estuvo relacionada con el funcionamiento o el mantenimiento de la red de aguas. Definen la gestión municipal del incendio, por lo tanto, como un «éxito». 

La teniente de alcalde y concejala de Gobernanza de Lugo, Paula Alvarellos, informó este viernes en la Comisión de Cuentas de las principales conclusiones de los informes realizados por el jefe del Parque de Bomberos y por el Servicio de Ingeniería sobre el incendio de O Ceao. Estos informes, realizados por dos organismos dependientes del propio Concello, ratifican la versión inicial del Gobierno local

«Ambos documentos conclúen que a xestión do incendio, tendo en conta as naves afectadas e os materiais que estas tiñan almacenados e que combustionaron, foi un éxito», explicó la edil de Gobernanza. «No primeiro caso, tanto no que ten que ver coa mobilización de efectivos e dotacións, así como no operativo desenvolvido e o tempo empregado ata a súa total extinción», especificó. Con respecto al segundo caso al que hizo referencia en el comunicado, el análisis efectuado «pon de manifesto a inexistencia dunha relación directa entre o funcionamento e o mantemento das redes de distribución e a suposta demora que alguén, terxiversadamente, quixo facer ver para comprometer o traballo profesional e rigoroso que se desenvolveu no seu abordaxe».

No terminó ahí, sino que le echó en cara a los partidos de la oposición que «co ánimo de propiciar a crispación social e de obter réditos políticos nun momento de máxima dificultade coma ese, os grupos da oposición do Concello de Lugo relacionaron, torticeiramente, o devir do incendio coa existencia de deficiencias nas infraestruturas municipais co obxecto de comprometer a xestión política e o funcionamento dos servizos do Concello».

Así, critica la ofensiva de la oposición contra el Concello en los días posteriores al incendio, en los que el viceportavoz del PP, Antonio Ameijide, indicó que «non entendemos que se distribúe a auga dende depósitos que están á mesma altura que o propio polígono a gravidade non pode facer o seu traballo e dar presión ás mangueiras». Ameijide señalaba también que en el Plan de Emerxencias de Lugo incluso se recogen que «nalgúns edificios de vivendas, existe un sistema de bombeo propio e privado, para reforzar a presión e poder servir aos pisos máis altos, algo do que carece o polígono industrial do Ceao e que onte quedou en evidencia». El edil popular se preguntaba entonces «que acontecería se hai un incendio nun edificio de 7 ou 8 alturas no casco urbano». «Está adecuadamente protexida a cidade?», concluía.

Tras el rifirrafe político, Alvarellos reconoció que el polígono industrial cuenta con deficiencias derivadas de su antigüedad, pero explica que sería «irresponsable» vincular esta falta de renovación con la gravedad del incendio. Admitió, además, que los informes emitidos por sus propios organismos confiesan que es necesaria una mejora de las infraestructuras, y ellos mismos hacen una propuesta a futuro. El objetivo, claro, es que una catástrofe de estas dimensiones no vuelva a ocurrir. Confirmó, finalmente, que «o executivo local ten previsto asumir progresivamente a renovación da rede tamén no Ceao». 

Una denuncia que se extendió rápidamente

Los primeros fueron dos empleados de Leite Río. El propio día del incendio, la situación era tan extrema que los servicios de extinción tuvieron que pedir ayuda a todo el que podía aportársela. Esta empresa y sus trabajadores, de forma voluntaria, se pusieron sus monos de trabajo y aportaron agua, manos y camiones cisterna para apagar el fuego. Sin embargo, un elemento estaba dificultando su labor: la presión del agua que llegaba por la red pública. «Se os Bombeiros tiveran acceso a auga a maior presión que a da traída, o incendio tería sido moito menos», decía uno de los voluntarios. Según él, la presión de la red municipal no supera los 6.000 litros por hora para los camiones, mientras que la aportada por su empresa alcanza los 26.000. «Ás veces tiveron que parar porque quedaban sen auga, en menos de dez minutos xa baleiraban o camión», explica.

Varios de los bomberos que actuaron durante estos días en O Ceao confirman estos hechos. Cuentan que la presión «no supera los cuatro bares en la zona del polígono, porque es de los sitios más altos de Lugo y aquí no llega de forma óptima el agua». Según él, los camiones tardaban «diez minutos en vaciarse y media hora en llenarse». Otro de ellos admite que «tivemos que ir a encher ao parque, porque se dependemos da traída arde medio polígono». Un compañero explica que, para este tipo de fuegos, «el mínimo de presión debería ser de siete bares, por lo menos».