«Con prevención, educación e axudas, a convivencia co lobo é posible»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

MURAS

Miembros del Proxecto Rebinxe, durante una salida de campo a la Serra do Xistral
Miembros del Proxecto Rebinxe, durante una salida de campo a la Serra do Xistral CEDIDA

Alumnos y docentes estudian la distribución de la especie al norte de Lugo

23 feb 2021 . Actualizado a las 09:23 h.

Un estudio sobre la biodiversidad llevó al encuentro del lobo. Ese encuentro condujo a la comprobación de que se conservaban entre jóvenes visiones del animal más legendarias y míticas que reales. Van ya más de dos años de actividad, en la que participan profesores y alumnos del IES San Rosendo (Mondoñedo) y que han servido para estudiar la presencia del lobo en diversas comarcas del norte de Lugo. Mientras la posible inclusión del animal como especie de más protección que la actual genera debate político en Galicia, Óscar Chao, profesor del citado instituto, aporta una visión sosegada: «Con prevención, educación e axudas, a convivencia co lobo é posible», dice.

La actividad de docentes y de estudiantes, denominada Proxecto Rebinxe e incluida en el área de Ciencias, los llevó a moverse primero por la Serra do Xistral, aunque luego han llegado a abarcar otras zonas del norte hasta acercarse a la montaña oriental, limítrofe ya con Asturias. Aunque Chao se muestra prudente a la hora de aportar unos datos rotundos, parece probable afirmar que en todo el norte lucense —de Muras a A Fonsagrada, por poner unos límites al territorio abarcado en el estudio— hay unos doce grupos de lobos.

Variación de animales

El número de animales varía de unos grupos a otros. También se ha observado que en algunos no hay crías y que se mantienen prácticas furtivas, ya que en algunos se han visto heridas. Chao cree que al hablar de este animal lobo se nota falta de educación ambiental, aunque también echa en falta la aplicación de medidas de protección.

Comprar mastines o instalar cierres no servirán nunca para conseguir la desaparición de los ataques; pero sí, dice son medidas necesarias, de igual modo que es conveniente guardar por la noche el ganado menor —ovejas, por ejemplo— para reducir riesgos. Chao subraya que las medidas que se adopten no tienen una validez general sino que dependen de distintos detalles: no es igual la protección de un rebaño de ovejas que de una manada de caballos, ni se cuida igual un grupo de diez reses que otro de 150. Sí cree, de todos modos, que es conveniente lograr la mayor agilidad posible en las ayudas a ganaderos afectados.

Este profesor no cree que matar lobos sea una solución, y sostiene, en cambio, que incluso puede ser una medida perjudicial para posibles víctimas de sus ataques: si un grupo de lobos ve reducido su número de miembros, sus ataques se dirigirán a animales más pequeños y más débiles. Una medida que, en cambio, podría tener eficacia sería el aumento de los caballos en el monte, ya que así, dice Chao, los ataques se repartirían más.

Cámaras de fototrampeo para tener datos sobre desplazamientos de los animales

La manera elegida por los miembros del Proxecto Rebinxe para lograr más datos sobre el lobo fue la colocación de cámaras. Al principio del trabajo, en las salidas al campo se tomaban algunas referencias —la presencia de huellas y de excrementos, por ejemplo— para saber si había grupos en una zona. La colocación de las cámaras —ahora hay unas 30, repartidas en diversas comarcas, dice Chao— sirve para tener información de los desplazamientos de las manadas. Se trata de cámaras de fototrampeo que se activan con un sensor de movimiento. Tienen gran velocidad de activación y un sistema de iluminación que permite tomar imágenes, tanto fotos como vídeos, en momentos de oscuridad.

 Camuflaje

Las cámaras están camufladas para impedir que sean descubiertas por otras personas, y se colocaron tras lograr autorización de la Xunta. Desde que se instalaron, algunas han cambiado de sitio. Los datos que no tienen que ver con el lobo se borran, precisa Chao. La necesidad de renovar baterías y tarjetas obliga a un trabajo de campo casi constante, como reconoce el profesor. Por otro lado, la implicación parece firme, ya que incluso se ha llegado a crear una asociación para dar estabilidad al proyecto.