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Lo primero que hizo el exalcalde Gumersindo Liz fue dar las llaves del consistorio al nuevo regidor
16 jun 2019 . Actualizado a las 10:08 h.«¡Canta xente»!». Eso fue lo primero que Gumersindo Rodríguez Liz dijo minutos antes de la una de la tarde cuando, llavero en mano, cual San Pedro a las puertas del cielo, se dispuso a abrir la zona del consistorio en la que se sitúa el salón de plenos. Allí afuera más de medio centenar de vecinos esperaban para vivir un momento que se podría definir como histórico, puesto que por primera vez en 36 años el concello cambiará a su alcalde.
El popular Rodríguez Liz, que en esta ocasión era el número dos de la candidatura del PP, entregaba el testigo a José Luís López, el cabeza de lista de la agrupación popular Todos por O Páramo, y que desde ayer es alcalde.
El caso es que una vez dentro, el salón de plenos casi se queda pequeño para presenciar el cambio de gobierno. Los cuatro concejales de Todos por O Páramo contaron con el respaldo del socialista Pablo Armesto, y la elección del regidor se solventó a la primera. Por la vía rápida.
El nuevo alcalde, José Luis, tomó la palabra para dar las gracias y se comprometió a gobernar con «transparencia, sinceridade e humildade», y cuando su discurso llegó a su fin, fue su antecesor el que tomó la palabra. Se irguió de su sillón y, directamente, se acercó a su sucesor. «Entrégoche as chaves, porque eu non tiven quen mas dera», le dijo directamente. Porque para Rodríguez Liz la entrega del llavero era un acto simbólico, pero sobre todo, práctico. Ya advirtió también al nuevo alcalde que todavía había más y que ya se iría acostumbrando a identificarlas.
Como 36 años en la alcaldía dan para mucho, Rodríguez Liz recodó que vivía su décima constitución del ayuntamiento y que nunca tanta gente había visto en una toma de posesión. Y, aprovechando que tantos vecinos estaban reunidos, también les quiso explicar a ellos, y a su sucesor, cómo queda el Concello.
Lo primero que aconsejó al nuevo grupo de gobierno es que se anden «con ollo» con las fechas de las obras, «non se vaian perder os cartos das axudas». Les informó que cogen el concello con cerca de 800.000 euros en las arcas y con los créditos pagados, y fue repasando parte de las intervenciones que habían hecho y las que le quedaron pendientes.
En su discurso se acordó de mucha gente que pasó por el concello, pero también del tractor, de la desbrozadora, y sobre todo de la pala que tantas vías abrió. «Sen ela non se arregla nada».