Así es la rutina de los lucenses sin servicio bancario diario: desplazarse hasta 25 kilómetros y soportar grandes colas

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA O PÁRAMO / LA VOZ

SAMOS

El núcleo del concello de O Páramo, uno de los municipios sin sucursal bancaria
El núcleo del concello de O Páramo, uno de los municipios sin sucursal bancaria

Cuatro municipios de la provincia de Lugo no tienen cajero y seis tienen el horario recortado a uno o dos días, lo que afecta a más de 7.300 vecinos

20 jun 2021 . Actualizado a las 10:21 h.

Los servicios de las entidades bancarias han ido desapareciendo del rural en los últimos años. En una gran parte de la provincia de Lugo, los vecinos solo cuentan con una única oficina y cada vez con menos días de apertura. En el peor caso están cuatro municipios, que no tienen ni sucursal ni cajero automático. Son Negueira de Muñiz, O Páramo, Ribeira de Piquín y Samos. Esta falta de servicio obliga a más de 7.300 lucenses a trasladarse de municipio para hacer gestiones financieras cuando lo precisan.

Samos fue el último municipio que recibió la noticia del cierre de su única sucursal hace menos de un mes, lo que fue una gran decepción para los vecinos y también para los peregrinos, que no tienen donde sacar dinero a su paso por Samos, teniendo en cuenta además que en las localidades pequeñas no todos los locales aceptan el pago con tarjeta. En el caso de O Páramo, la última sucursal que operó cerró hace años, aunque acude una vez a la semana un colaborador. Esta figura no soluciona apenas las gestiones de los vecinos, que ya se han acostumbrado a desplazarse hasta A Pobra de San Xiao por rutina, como cuenta el alcalde José Luis López. Esta figura de colaborador también trabajaba en Ribeira de Piquín, pero hace mucho tiempo que este municipio se quedó con los servicios a cero.

25 kilómetros de distancia

El concello de Negueira de Muñiz es ejemplo de muchas cuestiones de abandono del rural. En este caso también está en la lista de localidades sin banco y, además, sus vecinos son los que más tienen que desplazarse para poder ir a una oficina. Las sucursales más cercanas en Galicia se encuentran en A Fonsagrada, a 25 kilómetros de distancia. Los otros tres municipios rondan un desplazamiento de seis a 13 kilómetros.

«Abrir un día é coma non abrir»

No solo los vecinos de los cuatro concellos sin banco se ven obligados a desplazarse. Al menos seis localidades lucenses cuentan con horarios reducidos, de manera que el banco solo abre un día o dos a la semana. Es el caso de Muras, Baleira, O Incio, Triacastela, As Nogais y Ourol. En los municipios de Muras, As Nogais y Baleira la sucursal tan solo opera un día a la semana. Este servicio no es suficiente para los vecinos de los municipios lucenses, que en Baleira y As Nogais superan los 1.000 habitantes. O Incio es uno de los concellos más poblados con reducciones de horario, sus 1.533 habitantes solo pueden acudir al banco los martes y los jueves. Es el mismo tiempo que el de los vecinos de Triacastela, casi con la mitad de habitantes. La ausencia de servicio diario obliga a desplazarse a los habitantes de esos municipios y, además, los días que están abiertos se forman grandes colas. «Ademais, coa pandemia os aforos son menores e a distancia ente persoas maior, polo que o tempo de espera aumenta moitísimo e non chega unha xornada para arranxar todo», explica la alcaldesa de Triacastela, Olga Iglesias.

Apoyo de Correos y la Xunta

El cierre de las sucursales bancarias no entiende de marcas. Variadas empresas, indiferentemente de su nombre, han ido desapareciendo de los concellos pequeños para centralizar sus servicios en las localidades más pobladas y en las cabezas de comarca. Contra esta falta de servicios, la Xunta y Correos han querido recuperar al menos los cajeros automáticos. El organismo autonómico firmó un convenio de colaboración con los concellos de O Páramo, Samos y Ribeira de Piquín por el que instalarán un cajero en el edificio del Concello, así como un servicio de asistencia financiera.

Correos, por su parte, también se comprometió a instalar un cajero en su sede de Samos, dentro de una campaña nacional para tratar de surtir de servicios básicos zonas rurales. Esta semana se tomaron las medidas del cajero y prevén que se estrene pronto.

«Argumentan que non amplían horarios porque hai oficina no concello do lado»

La lucha por que no disminuyan los servicios financieros llevó a los alcaldes a negociar con las entidades bancarias, pero sin éxito. El alcalde de Muras, Manuel Requeijo, donde solo abre un día el banco, afirma que no están dispuestos a ampliar horarios «porque hai unha oficina cerca, no concello de Xermade». Además, la firma que trabaja en Muras tampoco quiere dejar su oficina, por lo que no dejan que se instale otra. Por otra parte, la pandemia empeoró la situación, ya que algunas sucursales redujeron horarios y todavía no los recuperaron, a pesar de que los regidores locales insistieron en la vuelta a la normalidad. Es el caso de Triacastela, como explica la alcaldesa Olga Iglesias.

«A tecnoloxía non é accesible para a maioría da poboación, que é a máis maior»

Las entidades bancarias le remitieron a varios alcaldes de los concellos afectados que el cierre de sucursales era un camino inevitable hacia la gestión electrónica. En un futuro próximo prácticamente todas las gestiones se podrán realizar a través de la banca electrónica y las que sean presenciales, en el propio cajero. «As xestións a través de calquera tecnoloxía non son accesibles para a poboación dos concellos onde están pechando as sucursais, xa que a media de idade é moi alta», explica el alcalde de Ribeira de Piquín, Roberto Fernández. El regidor de Muras, Manuel Requeijo, defiende que la atención presencial es un servicio «necesario ao que tamén estamos acostumados a xente máis nova cando precisamos axuda».