«Sei os DNI de máis de 200 clientes»

Uxía Carrera Fernández
Uxía Carrera LUGO / LA VOZ

SARRIA

Manolito recuerda de memoria todos los productos que tiene, que distribuye por todo Lugo
Manolito recuerda de memoria todos los productos que tiene, que distribuye por todo Lugo Carlos Castro

Manolo González reparte gominolas a todo el sur de la provincia desde hace 13 años

27 sep 2020 . Actualizado a las 21:37 h.

En la provincia de Lugo hay un Manolo que se distingue por su dulzura. Se le conoce como El golosinas, El gominolas, El melindres, El rosquillas, Miami, o, simplemente, Manolito. «Cada cliente ponme un nome», dice. Este hombre lleva más de 30 años trabajando como repartidor y hace 13 que decidió ponerse al frente de su propio negocio, pero sin dejar la profesión y con un producto peculiar: golosinas. A día de hoy, él solo, como único integrante de su negocio, maneja una red de más de 200 clientes repartidos por unas 100 pueblos del sur de la provincia de Lugo, que más que clientes, son amigos.

Manolito es de A Barrela. Se fue tres años a estudiar a Estados Unidos, por eso algunos de sus amigos de Chantada lo llaman Miami y al volver, se puso a trabajar como repartidor de una empresa de embutidos. El 1 de enero de 2007, fecha que recuerda con precisión, abrió su propio negocio de reparto de golosinas. «Ser empregado non ten nada de malo, pero eu sabía que valía para algo máis, sempre quixen ter o meu propio negocio e como vin que pasaban os anos, decidinme», cuenta. Manolito le compró el negocio a una sarriana y aunque las golosinas llegaron de manera casual «rodéante dun mundo moi colorido e agradecido», opina. El golosinero puso su nombre al frente del negocio, M. González, y tuneó la furgoneta. El vehículo de trabajo de Manolito es fácil de reconocer y singular. En sus laterales está dibujada una casa de chocolate con unas sendas de colores. «Aos rapaces cativos encántalles, cando me ven, pídenlle sempre golosinas aos seus pais pensando que son un vendedor ambulante».

En la furgoneta pasa la mayor parte de su tiempo, «vivo máis nela que no meu piso, no que apenas paro unhas horas para durmir». De lunes a viernes trabaja desde primera hora de la mañana a última hora del día realizando las mismas rutas, algunas semanales y otras quincenales. En sus numerosas horas de viaje, al golosinero lo acompaña la música de los 40 principales y, sobre todo, Carlos Herrera en la Cope.

Manolito recita de memoria y con soltura todos los itinerarios que realiza, a pesar de que cubre más de 100 pueblos. Una gran parte de ellos, ubicadas en el rural. Pasa por núcleos tan pequeños como La Laguna en Castilla y León, que «apenas ten tres casas». Los lunes empieza en Pedrafita y acaba en Vilafranca do Bierzo. Los martes reparte por la villa de Sarria y dos pueblos del Camino de Santiago. Los miércoles le toca a Taboada, Chantada, Escairón y Antas de Ulla. Los jueves recorre gran parte de la comarca de Sarria. Una de las rutas es Nadela, Pobra de San Xiao, Láncara, Céltigos, Samos e Triacastela. Y la otra vía empieza por Nadela y pasa por Páramo, Cendoi, Paradela y Lousada. Los viernes «tócalle ás xestións da cidade» y los repartos de Lugo.

Clientes casi de la familia

La rama de clientes de Manolito es muy amplia. «É un produto que serve para case calquera», explica. Incluye desde bares y tiendas de alimentación hasta zapaterías, farmacias e incluso funerarias. «Teño dúas funerarias como clientes e, por desgraza, é sempre unha alegría que chamen. Fan pedidos de grandes cantidades de caramelos, pero agora ca pandemia, nada», cuenta. A pesar de tener una gran cantidad de clientes que manejar en solitario, Manolito no solo cumple su servicio sino que puede presumir de ganar grandes amistades. Cuando adquirió la empresa heredó clientes anteriores, pero los aumentó en un «60 o 70 %». Algunos de ellos ya llevan con él más de 30 años, «máis que clientes, son amizades». «Teño visto casar, ter fillos e netos a algúns dos meus clientes. Ás veces chego, entro ata a cociña para tomar un café e xa despois miramos os negocios, quérenme como á sua familia», relata. De la mayoría de sus 200 compradores, Manolito podría decir de memoria su nombre, apellidos, dirección y DNI. Afirma con seguridad que lo que más disfruta de su trabajo es el trato con la gente, que además de ser mucha, es de diferentes partes de la provincia. «Cada día pásanme cousas novas, aínda que percorra os sitios de sempre», añade.