Profes voluntarias de Cruz Roja: «Niños marroquíes recitan a Rosalía de Castro»

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA SARRIA / LA VOZ

SARRIA

Sheila y Rosa buscan más voluntarios para poder dar una atención más personalizada a los niños
Sheila y Rosa buscan más voluntarios para poder dar una atención más personalizada a los niños U.C.

Sheila y Rosa atienden en Sarria a diez pequeños llegados en los últimos años: «Acaban facendo de tradutores das súas nais»

11 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Llegar a un país nuevo se vuelve todo un desafío si el idioma nada tiene que ver con el propio. Quienes emigran aprenden a marchas forzadas aunque, entre ellos, son los niños los que antes se empapan de la lengua y las costumbres. Para hacer esa integración lo más completa posible Cruz Roja cuenta en Sarria con un programa de refuerzo escolar para los pequeños: «Son nenos marabillosos que acaban facendo de tradutores das súas nais».

Cada martes y jueves, diez niños marroquíes de varios cursos diferentes acuden al local de Cruz Roja de Sarria para reforzar las materias del colegio. El programa se realiza en toda la provincia y está destinado a familias sin recursos, pero casi en su totalidad se trata de migrantes. Por eso, además de ayudar a los alumnos con los conocimientos lectivos, la cita se convierte casi en una clase de castellano. Durante la pandemia tuvieron que paralizar la iniciativa, pero se recuperó en los últimos meses.

Los niños están atendidos por una joven profesora voluntaria, Sheila, y una de las trabajadoras de la organización, Rosa. Sheila lleva casi media vida dedicándose al voluntariado en diferentes oenegés: «Comecei hai nove anos cando facía a carreira de maxisterio e non parei».

«Dámoslle o que necesitan que non poden ter nin na casa nin no cole»

La sarriana trabajó con personas de la tercera edad, dio charlas en institutos para concienciar sobre la violencia de género y estuvo en varios países de Europa o África. Mismo el año pasado, estuvo todo el año de voluntaria en un centro de menores de Italia. Pese a toda su experiencia llegó algo «asustada» a dar las clases con los niños porque no sabía cómo de «trastos» eran y, al ser de diferentes edades, cada uno necesita una atención personalizada. «Estou contentísima, son eu a que aprendo deles», asegura.

La mayoría de los niños lleva ya muchos años viviendo en Sarria, aunque algunos no consiguen hablar castellano de manera fluida. Aun así, la voluntaria destaca que «coma os nenos non teñen vergoña, bótanse a falar e aprenden moito máis rápido que os pais». Los padres, que son los que mayormente trabajan, aprenden el idioma en su ámbito laboral, pero las madres, al encargase de los hijos, no tienen ese contacto con los sarrianos. Aunque algunas de ellas también van a clases de español, acaban siendo los niños los que le van haciendo de traductores a sus madres en el supermercado o en el médico. «Están todos integrados en los coles y los vemos hacer vida social con normalidad», asegura Rosa. Aprenden tanto castellano como gallego y aunque el idioma local les cuesta más, también lo acaban entendiendo y practicando: «Hasta tuvimos niñas muy espabiladas que acabaron recitando poemas de Rosalía de Castro. Otros le dijeron de broma a sus padres 'bueno, ya sabemos castellano y gallego, ¡ya podemos ir a otro país!».

Sheila defiende que las clases de refuerzo de Cruz Roja son fundamentales para integrar a las familias lo máximo posible: «Dámoslle o que necesitan que non poden ter na casa nin no cole». Esta voluntaria trotamundos que volvió recientemente a Sarria se dio cuenta de que «non fai falta ir polo mundo para axudar senón que tamén se pode facer na miña propia vila».

Ayuda integral para varias generaciones 

Alguno de los niños es ya el tercer hermano de la familia que participa en las clases de refuerzo. Además, también acudieron sus madres para aprender castellano y reciben apoyo de otras campañas de alimentos o juguetes. La ONG ofrece una cobertura integral a las familias con pocos recursos. La comunidad marroquí no deja de crecer en Sarria desde hace años. Los varones son ya una importante parte de los trabajadores del campo de la zona y sus hijos e hijas también forman ya parte de la mano de obra de la comarca.