La transformación del casco histórico de Sarria: «Hai moita vida pero poucos veciños»

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA SARRIA / LA VOZ

SARRIA

Josefina Iglesias y Gumersindo Gallego, matrimonio que lleva 40 años viviendo en la Rúa Maior
Josefina Iglesias y Gumersindo Gallego, matrimonio que lleva 40 años viviendo en la Rúa Maior ALBERTO LÓPEZ

La zona vieja se ha convertido en un hervidero de albergues, hay siete rehabilitaciones en marcha y cuatro propiedades a la venta

25 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Hubo un momento en que la Rúa Maior de Sarria, en la zona antigua, se cotizaba solo entre las figuras más importantes de la villa. Las grandes familias acaparaban las históricas casas pero, de generación en generación, el pueblo fue creciendo en la zona nueva y el Camino de Santiago ganó terreno. El casco antiguo ha vivido una transformación total, de barrio central a principal zona dormitorio para los peregrinos. 

Durante los meses de temporada alta, los sarrianos tienen el mundo a las puertas de su casa. Por la Rúa Maior hay un tránsito constante de miles de caminantes, recibidos en decenas de albergues, pisos turísticos, supermarkets y restaurantes. La actividad comercial se ha disparado en los últimos años. Actualmente, según el Concello, hay siete rehabilitaciones en marcha, tres para dedicarlas a negocios, como un hotel de encanto, otras dos para residencia y una de viviendas sociales, en la Casa dos Ulloa.

ALBERTO LÓPEZ

Durante los meses de invierno, «no hay ni un alma en la calle, los que viven aquí tampoco salen por estas calles». Uno de los vecinos que lleva 30 años viviendo en el principio de la Rúa Maior señala como ventaja que «estamos cerca do centro». Ahora el centro es la zona nueva. En el casco histórico no quedan tiendas para los locales, más allá de los numerosos locales de hostelería y una barbería que lleva en funcionamiento más de 50 años.

 A los inquilinos sarrianos les gusta convivir con los caminantes: «Os peregrinos dan moita vida, hai moito ambiente, pero somos poucos veciños», lamenta Josefina Iglesias. Esta sarriana todavía recuerda cuando los bajos estaban ocupados por tiendas textiles o de alimentación. Ahora la vida la hacen en la zona nueva de la villa.

Jubilados y gerentes de negocios

Quienes todavía resisten en la zona vieja, en su mayoría, son jubilados, muchos de ellos retornados recientemente o que tan solo vienen a Sarria en verano.«Non hai nenos, as casas nas que segue vivindo a misma familia son as de menos», explica una vecina. De la Igrexa de Santa María hacia arriba o hacia abajo se separan casi dos mundos: «Non nos coñecemos entre nós». Las más jóvenes de la zona son las hijas de un matrimonio, que tienen 19 y 23 años. 

Josefina Iglesias y Gumersindo Gallego son de los más veteranos, llevan más de 40 años viviendo en la bajada de la Rúa Maior hacia Marqués de Ugena. El edificio colindante es el albergue municipal. Josefina todavía recuerda, casa por casa, a sus vecinos: «Foron morrendo todos e outros viñan en verán de Barcelona». Un ejemplo son los descendientes del empresario Matías López, que solo venían en verano a su casa de la Rúa Maior y ahora que se jubilaron podrán regresar con más frecuencia. 

Aun así, Josefina destaca que en los últimos años también llegó algún inquilino nuevo. No al miso ritmo que los que se marchan. Algunos son los que viven donde tienen los negocios. Compran todo el edificio para vivir en la primera planta de donde tienen el restaurante u otros residen en su negocio de alojamiento, como los gerentes de Casa Solance. 

 Menos comodidades y más precio

Los familiares de los antiguos vecinos que fueron falleciendo deciden, en su mayoría, poner en venta las casas. Los que todavía resisten en el casco histórico aseguran que no tienen pensado moverse a la zona nueva porque esa es su casa, aunque algunos se lo plantearon. «Levamos aquí 30 anos, cando aínda non había todo isto do Camiño, se o soubéramos puñamos un negocio».

Algunas de las razones es la menor comodidad, sobre todo para usar los coches. Al ser un Área de Rehabilitación no pueden aparcar frente a sus casas, lo que les lleva acarreado multas. Ademas, no cuentan con los negocios de servicios básicos. «O único que temos é o Concello e o Xulgado».

Para los que puede ser una oportunidad mudarse a la zona vieja, un impedimento son los precios de la vivienda. Actualmente hay cuatro inmuebles que anuncian su venta, algunos son edificios enteros y también hay un ático. Uno de ellos es un inmueble de tres plantas, con bajo comercial, por 165.000 euros, o un piso por 60.000 euros.