Gil y López, dos jóvenes abogados de Sarria que abren su propio despacho: «Al principio hay muchas barreras»

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA SARRIA / LA VOZ

SARRIA

Verónica Gil y Javier Pérez
Verónica Gil y Javier Pérez LÓPEZ PAZ

Verónica Gil de 28 años y Javier Pérez de 24 cubren desde el derecho penal y civil hasta el fiscal o mercantil

04 oct 2023 . Actualizado a las 12:15 h.

Adentrarse en el mundo de la abogacía es un camino lleno de «barreras» los primeros años. Después de cuatro años de carrera, un máster, tener que abogarse y esperar unos meses para poder entrar en el turno de oficio, lo máximo que consiguen algunos jóvenes es trabajar como autónomo para un despacho pequeño. Para labrarse una trayectoria propia, algunos como los sarrianos Verónica Gil y Javier Pérez deciden lanzarse a emprender con su propio despacho. Estos dos jóvenes abogados, de 28 y 24 años respectivamente, abrieron este mes de septiembre su bufete en el número 121 de la Rúa da Liberdade.

La idea nació cuando trabajaban juntos en otro despacho. «Yo llevaba cuatro años y llegó un momento en el que me apeteció, cuando ya había cumplido mi objetivo de aprender, así que se lo propuse a Javier», cuenta Verónica, que ya compagina su empleo con el turno de oficio. El sarriano llevaba dos años en el bufete, se colegió hace unos meses y todavía tiene que esperar otros tres para estar en el turno de oficio: «Debería estar más adaptado para quien empieza». Ambos relatan que es muy difícil conseguir una relación laboral con un despacho, a no ser que sea una gran compañía, así que se lanzaron a trabajar bajo su propio apellido.

Gil cubre mayormente casos de derecho penal y civil. Javier, por su parte, aunque también toca estas ramas, así como la administrativa —las más comunes—, se está especializando en derecho fiscal y mercantil. «Quiero tirar por la empresa o Hacienda pública porque es lo que más me llama y también para diferenciarnos del resto de abogacía», explica Pérez. Así no se pisan entre ellos y tienen cubierta todo tipo de demanda.

Las primeras semanas y las que le quedan por delante están siendo «sin horario y sin fin de semana», pero los dos tienen asumido que los principios son difíciles. «No pasa nada porque me gusta estar entretenido», bromea Pérez. Eso sí, presumen de que «ganas y constancia no van a faltar». 

Los dos siempre tuvieron claro que el Derecho era su profesión. Gil todavía recuerda a un amigo de su padre, que era abogado, al que veía trabajar de pequeña y le fascinaba. «Sabía que aunque no me diese la nota en el selectivo no iba a cambiar la carrera por nada», recuerda. De hecho, se fue a estudiar a Ávila. Javier estudió en Santiago, con el sueño frustrado —de momento— de ser piloto. Al final le tiró más poder ayudar a la gente.