Se buscan voluntarios para dar un poco un poco de cariño a mayores de Vilalba
VILALBA
El patronato de la Fundación Hospital Asilo quiere estrechar el contacto con instituciones locales
21 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.En 1909, siendo alcalde Andrés Basanta Olano, se celebró en Vilalba una reunión para crear una junta que se encargase de construir un hospital municipal en donde tuviesen «abrigo, cuidado y asistencia los pobres, enfermos y desvalidos». Así comenzó a gestarse un proyecto que todavía funciona hoy: la Fundación Hospital Asilo es consecuencia de aquel interés, y el edificio de la Residencia de Persoas Maiores, su principal logro.
Aunque las obras pasaron por sucesivas vicisitudes, ampliamente detalladas por Xosé A. Pombo en el libro «O hospital asilo de Vilalba. Orixes dunha obra colectiva», y hubo que esperar a 1937 para que llegasen las primeras personas residentes, cuidadas por religiosas franciscanas, la institución tiene ya más de cien años y una clara trayectoria asistencial y social en la capital chairega.
De todos modos, ni siquiera una historia de tantas décadas ha permitido establecer con el entorno una conexión tan estrecha como podría pensarse. «O asilo (nombre con el que es popularmente se cita la Residencia de Persoas Maiores de Vilalba) é o gran descoñecido. Hai pouca xente que o coñece de verdade. Tense unha idea que non se corresponde coa realidade», asegura Carlos Zoilo López Eimil, presidente del patronato de la Fundación Hospital Asilo.
Paliar ese desconocimiento es un propósito de la actual junta, que pretende potenciar las actividades de voluntariado y estrechar vínculos con todo tipo de entidades de la villa. En cuanto al voluntariado, reconoce el presidente del patronato, la pandemia abrió en ese apartado un paréntesis que todavía no se cerró del todo.
Por lo que respecta al contacto con la sociedad local, en los últimos tiempos hubo, por ejemplo, visitas de los alumnos del IES Basanta Silva que pusieron en marcha un club de regueifa, de los estudiantes del ciclo de atención a mayores del IES Lois Peña Novo, de la Coral Polifónica Vilalbesa y de la Banda. La presencia de esas dos agrupaciones y de los alumnos que practican la regueifa sirvió para que los internos de la residencia tuviesen más alicientes, aunque el fin último iba más allá: «Non é só entretemento senón achegar a institución», subraya el presidente del órgano rector.
Todavía hay un grupo de personas voluntarias que acuden periódicamente a la residencia y cuya presencia agradece el patronato. No obstante, se agradecería que hubiese más personas dispuestas a un trabajo que en el fondo, dice López Eimil, consiste en dar «un pouco de agarimo» y «apoio psicolóxico e moral» a los residentes sin recibir nada a cambio. Para el presidente, la función del patronato, que se encarga del funcionamiento de la residencia, no está muy lejos de ese concepto. «O padroado é un conxunto de voluntarios», afirma.
Instalaciones insuficientes
En la residencia hay actualmente 158 personas. Las instalaciones resultan insuficientes, puesto que suele haber unas diez o doce en lista de espera. Una de las actuaciones que el patronato considera necesaria es la ampliación de las instalaciones, aunque para ello debe superar dos escollos. El primero es la modificación de las normas urbanísticas municipales, cuestión que ya está en marcha, para poder edificar en la parte trasera de la parcela donde se levanta el edificio. El segundo tiene que ver con la disponibilidad presupuestaria: el año pasado se aspiró a fondos del programa Next Generation, que no se consiguieron. «Sen subvencións non é viable», resume López Eimil.
La fundación tiene socios (unos 300), que abonan una cuota mínima anual de 30 euros aunque pueden hacer otras aportaciones. Para recalcar el peculiar perfil de esos miembros, aunque sus aportaciones económicas solo sumen unos 3.500 euros al año, López Eimil recalca: «Non ten sentido a fundación sen os doadores».