Bruselas teme que un repunte de los tipos de interés siguiendo la estela de la Fed, unido a la retirada progresiva de los estímulos al sistema financiero, desaten una grave crisis de deuda
02 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Estados Unidos ha puesto el broche a la crisis. Es la señal que envió la Reserva Federal a mediados de este mes desde el otro lado del Atlántico a la UE. El segundo empujón en tres meses a las tasas de interés sitúan ahora los tipos en el rango del 0,75 y el 1 %. La situación es bien diferente en la zona euro. El Banco Central Europeo (BCE), comandado por Mario Draghi, mantiene al 0 % los tipos y así será al menos hasta que se despeje la incertidumbre política en Francia tras las elecciones. Pero, ¿cuánto tiempo podrá aguantar la embestida estadounidense? Estas serán las claves.
? ¿Por qué la FED ha emprendido el camino de la subida de tipos?
La presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, dispone de dos buenas razones para hacerlo. En primer lugar, porque la economía estadounidense se recupera con fuerza. En el mes de febrero se crearon 235.000 nuevos empleos y se logró reducir el desempleo al 4,7 %. La mejora de las perspectivas económicas ha forzado el giro en la política monetaria para poder evitar presiones inflacionistas que podrían aparecer instigadas por otro factor de riesgo: los planes de Donald Trump. El nuevo inquilino de la Casa Blanca está dispuesto a cumplir sus promesas o amenazas electorales, que incluyen una bajada de impuestos, una mayor desregulación financiera, el aumento del gasto en infraestructuras y la puesta en marcha de una reforma fiscal cuyos detalles todavía no se conocen. Este combo anticipa un año histórico tras el estallido de la crisis financiera en el 2008. Los expertos creen que podría acabar el año con un máximo de cuatro subidas de tipos de interés.
? ¿Se verá forzado el BCE a seguir el ritmo?
No cabe duda de que Mario Draghi deberá responder al pulso de la Reserva Federal para evitar una depreciación grave de la moneda única, como ya se están planteando otros bancos centrales, pero la senda cíclica de las economías del euro es diferente a la de la estadounidense, así que no se esperan quiebros radicales. La inflación ya se encuentra en una senda alcista en la UE y podría llegar a alcanzar el 2,3 % al término del 2017. El escenario está preparado para que el BCE dé un paso al frente y adelante la retirada gradual de estímulos monetarios para poner el broche con la primera subida de tipos en una década (0,25 %), que podría llegar hacia finales del 2018. Este es el calendario que prevén algunos analistas. Sin embargo, algún consejero del BCE apuntó recientemente a que el aumento de las tasas de interés podría llegar antes de lo esperado, este mismo año.
? ¿Por qué Draghi se resiste?
No cabe duda de que Estados Unidos forzará la resistencia del BCE, pero Draghi quiere prolongar un poco más el programa de compra de deuda de 80.000 millones de euros cada mes, que pasará a ser de 60.000 millones a partir de este mes. Un grifo de dinero que ha permitido mantener a flote la mustia economía de la eurozona. Las razones son fundadas. El crecimiento todavía no se ha asentado con fuerza y las debilidades estructurales persisten en algunas economías. A ello hay que sumarle el riesgo a que se desencadene una nueva crisis de deuda. Si el italiano retira el dopaje monetario y aumenta los tipos, países como España (con el 100 % del PIB) verán cómo se disparan sus facturas al encarecerse la financiación en el mercado. Además, la sensación de riesgo de impagos podría volver a despuntar y poner a prueba de nuevo la resistencia de la moneda.
? ¿Qué más amenazas se ciernen sobre el euro?
Si hay algo que puede truncar los planes del BCE además de Trump eso es la inestabilidad política en la UE. Después del hachazo del brexit, nadie quiere ponerse en el peor de los escenarios: una victoria de Marine Le Pen en la segunda vuelta de las elecciones francesas (mayo). Un vuelco electoral en favor de su partido, el Frente Nacional, pondrá contra las cuerdas de nuevo al euro. La francesa ha expresado su deseo de abandonar el bloque y la moneda única para volver al franco. La volatilidad en los mercados ya se da por sentada si se confirma su triunfo y Draghi se vería obligado a mantener el paquete de estímulos y contención.
Pero lo peor aun estaría por llegar. Los ojos del italiano también están puestos en la sempiterna crisis griega, que todavía nos deparará más capítulos de drama, traiciones y venganzas. Las instituciones, antigua troika, no se ponen de acuerdo sobre las condiciones para ir desembolsando los tramos de su tercer rescate. El FMI ha dejado claro que no quiere volver a saber nada de rescates en la eurozona hasta que el resto de acreedores no garanticen la devolución de los fondos, algo que en el caso griego solo puede pasar, según el FMI, con una reestructuración de la deuda helena, que no llegará hasta que los alemanes acudan en otoño a las urnas.
ILUSTRACIÓN: MABEL RODRÍGUEZ