«Mi técnica está cambiando el mundo y lo que hago es enseñar, compartirla»

Gladys Vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

Cedida

06 jul 2019 . Actualizado a las 19:29 h.

Diego González Rivas no sabe en cuántos países ha estado desde que comenzó el año. Cuando hablamos con él está en Nueva Zelanda, pero prepara ya las maletas hacia Roma. «Vivo en el mundo». Y en hoteles, hospitales y aviones desde que en el 2010 empezase a implantar la técnica Uniportal VATS, con la que opera el pulmón con una sola incisión. Una técnica jamás realizada y por la que le requieren en todo el mundo. «Cada vez tiene más tirón y va a seguir creciendo. Mi vida es dar cursos por todos los continentes. La revolución no ha sido solo la técnica, sino el impacto y la difusión en tan poco tiempo. He operado en más de 50 países. Solo en China, en 50 ciudades y más de 85 hospitales». Donde más tiempo pasa este cirujano, coruñés del 74, es en Shangai. Y eso que va siete veces al año. Allí, en el Shangai Pulmonary Hospital, dirige el programa de entrenamiento. «Es el centro torácico más grande del mundo. Me permite evolucionar a nivel mundial. Allí hago 70 cirugías al día, 805 solo en el 2017». Que le llamen de todo el mundo para enseñar su técnica no impide que siga ligado a Galicia. Es cirujano del CHUAC, pero creó en los hospitales Modelo, Quirón y San Rafael, también en A Coruña, la Unidad de Cirugía Torácica Mínimamente Invasiva. «Recibimos a pacientes de todo el mundo, Rusia, Arabia Saudí o Reino Unido. Operamos casos muy complicados», explica. Son operaciones en momentos puntuales: dedicarse a enseñar su técnica implica no poder establecerse en Galicia. «Si me quedase en A Coruña, ganaría más dinero, pero no quiero ser el mejor en algo, he decidido compartirlo. Antes nadie se preocupaba por enseñar a otros cirujanos. Yo no busco ser único y exclusivo. La técnica se moriría conmigo», relata. Si se quedase en Galicia operaría dos casos al día. En Shangai opera más de 70 y a eso hay que sumarle sus constantes formaciones en hospitales de todo el globo. «Aquí en Nueva Zelanda están entusiasmados. Nadie había ido a enseñarles. Y esto me sucede en muchos países. Sacrifico mi vida, pero disfruto. Toda esa gente, mis alumnos, deberían ser mejores que yo», insiste.

Le preguntamos si opera a la carta. Si le han llamado de algún hospital para operar a algún paciente concreto. «Sí, pero no os puedo dar nombres. Son personas muy importantes y eso es un secreto».

Una plataforma en Internet pide para él el premio Princesa de Asturias. Le acaban de pedir documentación porque creen que podría entrar en el Guinness como el cirujano que más ha operado en el mundo. Aparece también en las listas de los mejores. «Eso está muy bien, pero le doy la importancia justa. Lo que quiero es evolucionar mi técnica cada día. Se puede mejorar y no me gusta estar en mi zona de confort. Mi intuición se ha cumplido. Mi técnica está cambiando el mundo. Eso es lo que importa». ¿Crees que te valoran más fuera?, le preguntamos. «Está claro que en otros países se nota más. En España también, pero somos diferentes».