
Desde la perspectiva que dan los años, el presidente ejecutivo y fundador de la compañía, Antonio González, confía en que este 2018 será un buen ejercicio para la empresa en términos de facturación. Este empresario ha vivido ya varias crisis al mando del negocio, y ha visto los tiempos de abundante oferta de proyectos y aquellos en los que había que levantar las piedras. El presidente de la compañía celebra que en este 2018 se haya recuperado algo el mercado interno. «Estamos teniendo obras con dos plantas de tratamiento en Huesca y en Teruel, otra de aguas residuales en A Lama y una cuarta de agua potable en Oza-Cesuras», precisa Antonio González.
Después de reducir la plantilla en el 2011, tal vez el año más duro desde que arrancó la crisis, la empresa ha logrado mantener su cuadro de personal, sin llevar a cabo nuevos ajustes. «Nuestros trabajadores son personal indefinido tanto en los talleres eléctrico y mecánico como en oficinas, gente especializada, que lleva muchos años con nosotros y a la que hemos ido formando. Hemos invertido siempre en el personal y por eso tenemos una plantilla de trabajadores de muy alto nivel; aquí un mes tenemos menos trabajo y el siguiente estamos desbordados», recuerda. El próximo año, Espina soplará las 30 velas. Aunque trabaja en el ámbito de la obra civil, su principal campo de trabajo es la ingeniería hidráulica, que representa el 90 % de la facturación, tal y como aclara su fundador. Espina lleva también el mantenimiento de Sogama.