Las puertas de Galicia

Venancio Salcines
Venancio Salcines DIRECTOR GENERAL DE CESUGA

MERCADOS

04 ago 2019 . Actualizado a las 05:07 h.

La vida a veces va tan rápida que en algunos momentos necesitas dar un paso al lado y aislarte. Después, buscar una atalaya y observar, clavar tu mirada en esa senda, que al igual que un caracol, has ido dejando por la vida. Desde ahí, y después de dos noches de buen dormir, empiezas a descubrir tus errores estratégicos. Fallos que, en más de una ocasión, son simplemente una falta de acción o de inacción. Es ese desajuste que te podría gritar, si tuviera voz, pero lamentablemente nadie se erige como su portavoz. Si extrapolas este razonamiento a la acción del Gobierno, dudo que haya grandes diferencias, por eso me atrevo a afirmar que algunos de nuestros grandes errores son estratégicos y lo son por nuestra inactividad. ¿En qué estoy pensando? En nuestro declive demográfico. No tiene ni amo ni vasallo. Es un problema del mañana así que, ¿por qué asumirlo hoy? ¿Aporta votos? Aún no. Entonces, no es un problema a solucionar.

Las proyecciones demográficas indican que, dentro de quince años, Galicia tendrá la población de 1970, es decir, 140.000 personas menos. En todo caso, no hay que ir hasta el 2033 para entender la gravedad del problema. Si algo hay que nos impide caminar a un ritmo superior al actual, eso es la debilidad de nuestro consumo familiar. Aunque está en proceso de aceleración, por cuestiones obvias, nunca podrá agarrar la máxima velocidad. Las familias tractoras son las que se ubican entre los treinta y los cincuenta años, si estas están a la baja, no se camina; y si no anda el consumo, que en nuestro caso mueve dos tercios de la demanda, no anda la economía. Pero el problema no termina en los niveles de consumo, va mucho más lejos. La ausencia de talento paraliza el crecimiento económico. Hace dos años, cuando advertía que algunos sectores pronto entrarían en pleno empleo, solo observaba caras de perplejidad. Hoy ya a nadie le sorprende. La oferta de educación superior de Galicia, por deseo de la Xunta, es más rígida que en otras autonomías. Tenemos una capacidad inferior de adaptarnos a los cambios. En consecuencia, presentamos dificultades para generar los perfiles que necesita la innovación y la industria 4.0. Por tanto, si no los tenemos, nos veremos obligados a importarlos. ¿Alguna duda?

¿Y cuál es el camino? Existen varios, pero hay uno que se presenta en todo momento, la inmigración ordenada o la inmigración legal, lo que nunca queremos abordar con la disculpa de que es un tema de Madrid. Y no, ya no debe ser así. Galicia tiene que empezar a plantearse tener una política migratoria, y aunque es obvio que no puede tener un marco legislativo propio, sí puede tener estrategias diferenciadas. ¿Cuál? Impulsar la internacionalización total de nuestro sistema educativo. Tenemos cuatro campos de actuación: bachillerato, formación profesional, universidad y acciones formativas para desempleados. En cada una de estas áreas, se pueden diseñar estrategias de internacionalización, otros países lo han hecho. En todo caso, la idea central es que nuestras instituciones educativas se conviertan en las puertas de Galicia. Que las aduanas sean nuestras aulas. Que los visados se ganen en nuestros centros educativos. Que los nuevos gallegos que han de venir lo hagan a través de los puentes de plata que le pongamos al exterior. La idea quizás le parezca descabellada, pero no dejaría de ser la aplicación a esta tierra de lo que llevan décadas realizando los anglosajones en sus áreas de influencia. Exportan conocimiento, cultura, empresa, visión del mundo y reciben a cambio el talento de sus antiguas colonias.