Falta usted

Venancio Salcines
Venancio Salcines DIRECTOR GENERAL DE CESUGA

MERCADOS

08 dic 2019 . Actualizado a las 05:05 h.

Galicia tiene un sector que genera 21.000 empleos. Que se gasta al año cerca de 500 millones en sueldos y salarios. Que es tractor de sí mismo (más de mil millones de autoconsumos). Que tracciona al sector químico (226 millones de euros), al sector energético (114 millones de euros), al transporte (155 millones), a la maquinaria industrial (más de cien millones). Que factura más de 2.000 millones, y cuando crece lo hace a mayor ritmo que el resto de España y cuando genera empleo lo hace a una tasa superior a la del conjunto de la economía. Un sector que camina unido y que cuando habla con la Xunta de Galicia encuentra en ella un interlocutor capaz, competente y con altura de miras. Tiene un sector estratégico ¿Se puede querer más? Sí. Mucho más. ¿Qué? Usted.

En la cadena de valor de la industria forestal, Galicia es dueña y señora, cierto, pero también es la hija huérfana de una sociedad que se ha olvidado de que los grandes pasos se dan al unísono. Ningún pueblo ha llegado nunca a donde nunca ha deseado llegar. Por eso, la sociedad gallega ha de preguntarse, en primer lugar, si desea caminar de la mano de su industria forestal y, en segundo, cómo alcanzar esa meta.

Este lunes, la Axencia da Industria Forestal hacía público, en un acto celebrado en la Escola de Enxeñería Forestal de la Universidade de Vigo, una radiografía del sector para el 2018. El informe, presentado por el profesor Juan Picos, es rotundo. Los índices de producción industrial de la industria de la madera, del papel y del mueble evolucionan, en los tres casos, mejor que la media española. Pero no ocurría así al comienzo de los 2000, es más, el siglo arrancaba en Galicia con la imagen opuesta ¿Cuándo se da el sorpasso? En la crisis. Los años más duros afectan de modo desigual al sector, Galicia se refuerza, se hace más productiva, supera a España. Así lleva una década. A nivel provincial, es A Coruña la que lidera la cadena, a excepción de la industria del papel, donde Pontevedra es el referente.

¿Dónde está el reto? En las grandes capas sociales. La industria forestal tiene el conocimiento, las empresas, los técnicos, el recurso. Lo tiene todo salvo el compromiso social. Debe conseguir que la ciudadanía reclame la construcción de inmuebles, en donde la madera se incorpore como elemento básico. Ha de tejer una alianza que desemboque en un nuevo paradigma constructivo. Ha de saltar de los ingenieros forestales a los arquitectos y de estos a las empresas constructoras, a las civiles y a las residenciales. Ha de conseguir que en todos los ayuntamientos de Galicia se escuchen mociones que reclamen la sostenibilidad de las nuevas edificaciones públicas. Ha de pelear porque el ciudadano conozca las fortalezas de la construcción en madera. Ha de explicar que el 48 % del empleo de la cadena lo genera la industria de la madera y el 24 % la silvicultura y la explotación forestal y que, por tanto, avanzar en la sostenibilidad constructiva, a través de la industria forestal, implicaría impactar directamente sobre un segmento que moviliza, cada día, 15.000 empleos. Hay que explicar que esos miles de personas viven, en su mayoría, en nuestro rural; y que donde hoy vemos 15.000, mañana podremos ver 30.000 puestos de trabajo. El reto es explicar que la cadena de la industria forestal lo tiene todo menos a usted. Únase. Sus pautas de consumo, su voto, su opinión, cierran y abren los paradigmas. Y, en este caso, además, cierran y abren Galicia.