QR, los códigos que el covid ha metido en todos los bolsillos

MERCADOS

MABEL RODRÍGUEZ

Creados hace 27 años en Japón, ahora tienen múltiples funcionalidades, pero expertos en ciberseguridad advierten que no están exentos de ciberdelitos

29 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Nunca antes un código había contenido tanta información ni se había popularizado tanto como hasta ahora. Parece que los códigos QR tienen solución para todo, tanto si un usuario quiere leer la carta de un restaurante en su propio móvil, como si quiere acceder a un concierto sin tener que imprimir la entrada o hasta certificar su identidad en una cola de vacunación. Toda la información necesaria está en esos pequeños cuadrados que usuarios de todas las edades se han puesto a escanear de forma masiva desde que comenzó la pandemia, aunque en realidad se trata de una tecnología desarrollada hace 27 años en Japón, por un ingeniero de la fábrica de componentes de automoción Denso, filial de Toyota. La idea en aquel momento era simplificar en un único espacio la información de las cajas de piezas, para la que tenían que utilizar hasta diez códigos de barras. Por esta razón, la explicación más popularizada es que son la evolución de los códigos de barras.

Pero, ¿Cómo funcionan? En líneas generales, todos tienen como característica común los cuadros en tres de sus esquinas, que son precisamente los que permiten ubicar el código al lector y el escaneo de datos. El resto de barras bidimensionales que lo componen son ficheros de texto codificado que permiten conectar con una función específica. Una de las diferencias más destacadas entre los códigos de barra y los QR radica en la popularización: mientras los primeros solo eran de utilidad para quienes tenían un lector específico, cualquiera que tenga un dispositivo móvil puede hacer uso de los segundos. Pero, como uno de sus usos más extendidos es el acceso a información, también es importante tener en cuenta que actúan en una doble dirección: las empresas que lo utilizan pueden recabar información sobre el usuario que los escanea.

Otra de sus características es, como su propio nombre indica, la rapidez (quick response code, código de respuesta rápida, en español). Y también llama la atención su fortaleza: «La generación de código QR hace que sea, a fecha de hoy, imposible poder falsificar un código para acceder a un servicio, aplicación o autenticación y aquí radica su fortaleza, su facilidad de uso y las capacidades que nos brinda», explica José Luis Paletti, ingeniero de ventas de WatchGuard- Cytomic, empresa propietaria de Panda Security. Pero este experto especifica que el enlace al que envía o el acceso a la información que viene codificada con dicho código «es lo que facilita a un atacante obtener acceso al terminal desde el cual se accede».

La amenaza del «Qshing»

La misma idea comparte Raúl Núñez, experto en seguridad de Trend Micro Iberia: «Como tal, un código QR no supone ninguna amenaza en sí, el peligro está en el contenido al cual puede redireccionar su lectura». Valora la buena acogida que esta herramienta ha tenido entre la sociedad, pero al mismo tiempo reconoce que «cuanto más utilicemos el código QR en nuestra vida cotidiana, más interesante será también para los ciberdelincuentes». Su uso con fines delictivos, denominado QShing, puede llegar a ser una forma más de que los delincuentes de Internet roben información personal, según un reciente estudio de esta empresa de software de seguridad cibernética: «Los estafadores pueden diseñar un código QR para redirigirte a un sitio malicioso en lugar de uno de confianza y pueden pedirte que inicies sesión con tus credenciales bancarias», explica Núñez. Y otra posible amenaza consiste en que el código redireccione a una dirección que suplante una web de una entidad bancaria o de otro servicio con el fin de hacerse con credenciales de usuario. Por eso, recomienda a los usuarios no escanear ningún código del que no conozca su origen y utilizar herramientas que ya hay en el mercado que permiten el escaneo de forma segura.

Aplicaciones en el márketing digital 

Otro de los efectos de la pandemia en los hábitos de consumo tiene que ver con la forma de pago: el efectivo ha dejado de ser el medio preferido para los españoles, por detrás de las tarjetas de débito, según un reciente estudio del Banco de España. Pero además, se están extendiendo otros métodos de pago a través de los dispositivos móviles y el uso de códigos QR como forma de pago ya está generalizado en los países asiáticos, en clara competencia con la tecnología inalámbrica NFC; en España aún se prefieren otros sistemas como las tarjetas virtuales.

Pero sí que está extendido el uso de estos códigos cuadrados en el mundo del márketing, donde ofrecen una gran cantidad de posibilidades: «Permiten compaginar el mundo presencial con el digital», destaca Víctor Lliso, responsable de Ventas de Enfocarta, empresa gallega que ofrece códigos personalizados al sector hostelero. A diferencia de sus antecesores, explica, los códigos QR tienen mucho recorrido y pueden servir, por ejemplo, para que locales atraigan de manera presencial a sus clientes y premiarlos en su local: «En el márketing digital o en la publicidad es una manera muy buena de imprimir una sola imagen que redirige a promociones y que pueden ir cambiando sin tener que imprimir cada promoción por separado con la consecuente reducción de costes», destaca.