Sexo, mentiras... y golpe al bolsillo

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Las relaciones sentimentales del ex CEO de McDonald's con varias de sus empleadas, a alguna de las cuales incluso le regaló miles de dólares en acciones, obligan al ex directivo a pagar a la compañía para la que trabajó 105 millones

02 ene 2022 . Actualizado a las 14:15 h.

Las relaciones sentimentales en el trabajo salen caras en Estados Unidos. Si es que contravienen el código de conducta de la empresa para la que uno trabaja, claro. Y es esta una cláusula de lo más habitual en este tipo de documentos al otro lado del Atlántico. No como aquí. 

Que se lo digan si no a Steve Easterbrook (Watford, Reino Unido, 1967), ex consejero delegado de McDonald's. Hace algo más de dos años se vio obligado a abandonar el cargo de manera precipitada por mantener relaciones con una subordinada. Le salió caro el amor en términos profesionales. Y ahora resulta que también en lo tocante al bolsillo.

Cuando se fue, se embolsó unos 40 millones de dólares como compensación por el despido, considerado entonces como improcedente por parte de la empresa, por aquello de no hacer escándalos. Fue en noviembre del 2019. Pero, hete aquí que en agosto del año pasado, y tras recibir algunos soplos anónimos sobre los tejemanejes sentimentales del ya exdirectivo —divorciado y padre de tres hijos—, los responsables de la cadena de comida rápida decidieron tirar de la manta y abrir otra investigación. Las pesquisas sacaron a la luz al menos otras tres relaciones sentimentales del británico con otras tantas empleadas. Y hasta descubrieron que en uno de los casos, el directivo benefició a la mujer en cuestión entregándole acciones de la compañía por valor de varios cientos de miles de dólares.

El resultado, que tendrá que devolverle al gigante del fastfood la friolera de 105 millones de dólares, entre dinero contante y sonante y acciones. Es el acuerdo al que ha llegado con sus exjefes. Un pacto aprobado ya por el consejo de administración de la empresa y que pone fin a la demanda que la firma había presentado contra él por «su mala conducta, mentiras y esfuerzos por impedir la investigación de sus actuaciones».

Como la primera vez, el defenestrado Easterbrook ha pedido disculpas. «A la compañía y a la comunidad de McDonald's en general» por no haber sabido defender los valores de la cadena y por faltar a sus responsabilidades como primer ejecutivo de la empresa. Caso cerrado. El acuerdo evita un largo proceso judicial. Desagradable para todos. Eso y que salgan a la luz docenas de fotografías y vídeos de contenido sexual explícito, protagonizados por Easterbrook y algunas de sus amantes, que él mismo se envió desde el trabajo a su correo personal y no se molestó después en borrar. Desagradable para la mayoría. Sobre todo, para los protagonistas.

Licenciado en Ciencias Naturales por la Universidad de Durham, Easterbrook inició su carrera en Price Waterhouse. En el gigante de las hamburguesas desembarcó allá por 1993. Allí estuvo hasta el 2011, cuando decidió probar suerte en la competencia. Primero en Pizza Express y después en Wagamama. La aventura fuera de casa duró poco. Regresó en el 2013. Dos años después ya pilotaba la compañía. Fue el primer británico en escalar hasta lo más alto de uno de los símbolos empresariales de Estados Unidos.

Con todo, no es Easterbrook una excepción en el mundo de los negocios estadounidenses Sonados fueron también en su momento los casos de Briant Crutcher, consejero delegado de Texas Instruments, que no duró ni seis meses en el cargo; y de Brian Krzanich, primer ejecutivo de Intel y entonces una de las figuras más influyentes de la poderosa industria tecnológica. El amor —o lo que sea—, que no entiende de códigos y le quita a uno el sentío.

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