Italia: Cobótica, o cómo convivir con robots

Valentina Saini VENECIA

MERCADOS

Lucrecia Goria

El país alpino se posiciona entre las primeras economías más desarrolladas en robótica y ya extiende el uso de androides a la industria, los servicios y la medicina

09 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

 En 1495, mientras Colón estaba realizando sus viajes a América, Leonardo da Vinci diseñó el primer androide de la historia de Italia. Conocido como el robot humanoide de Leonardo, es un caballero mecánico capaz de mover los brazos y ponerse de pie gracias a un sistema interno de cables y poleas.

Parece que los italianos no han olvidado la lección del genio del Renacimiento. Hoy en día, Italia es uno de los líderes mundiales en robótica. En el 2020, con 224 robots por cada diez mil trabajadores, la industria manufacturera italiana ocupaba el décimo lugar en el mundo en cuanto a densidad de unidades autómatas: en Europa, solo Alemania, Suecia y Dinamarca estaban por delante. El año pasado, este sector creció más del 22 % respecto al 2020, y el valor de las exportaciones fue de casi 3.400 millones de euros, un 17,4 % más que el año anterior.

«Italia, al igual que Alemania, tiene una fuerte vocación manufacturera y una necesidad estructural de integrar los procesos automatizados en la producción», explica a La Voz Antonio Frisoli, profesor de ingeniería de la Scuola Superiore Sant'Anna, y uno de los mayores expertos italianos en el sector. «También tenemos una tradición científica muy consolidada en robótica, con varios actores muy activos, como la Scuola Superiore Sant'Anna, la Universidad de Nápoles, la Universidad de Verona, el Instituto Italiano de Tecnología (IIT), y muchos más».

En el 2010, las fotos de la canciller alemana Angela Merkel bromeando con el niño-robot iCub, creado por el IIT, dieron la vuelta a Europa. Hoy en día, las startups y pymes de alta tecnología especializadas en robótica se están multiplicando de norte a sur. Una de ellas es Makr Shakr, fundada en el 2014 en Turín, un importante centro industrial del noroeste de Italia.

Como explica su director general, Emanuele Rossetti, «nuestra empresa produce robots camareros. Cada una de nuestras unidades robóticas cuenta con dos brazos mecánicos que pueden preparar y servir con precisión cualquier bebida en cuestión de segundos mediante movimientos coordinados, parecidos a un baile. Uno de nuestros androides puede preparar hasta 80 cócteles por hora». Los robots camareros de Makr Shakr ya están presentes en ciudades como Milán, Las Vegas, Praga, Ámsterdam e incluso en barcos de crucero. «Nuestro mercado más importante es Estados Unidos, de donde proceden la mayoría de los pedidos», añade.

Rossetti habla de sinergia entre robots y trabajadores humanos, y de hecho parece que la cobótica (robótica colaborativa) es la nueva frontera de la robótica italiana. «Hoy en día, en la industria, los robots se utilizan para tareas tradicionales como el montaje de componentes y la soldadura» explica Frisoli. «Sin embargo, también se están desarrollando tecnologías robóticas de nueva generación para tareas que requieren mayor versatilidad, lo que es ideal para las pymes».

Acelerada por la pandemia, se está desarrollando otra tendencia: el auge de la robótica de servicios. Por ejemplo, en el sector médico, que según Frisoli «representa un sector importante. Pensemos, por ejemplo, en los robots limpiadores, los quirúrgicos y para rehabilitación». Italia, cuyo gasto en sanidad es muy alto y cuya población está envejeciendo, podría estar pronto a la vanguardia también en este sector.