Directo al vertedero sin estrenar

MERCADOS

ALBERTO LÓPEZ

Cada año, millones de artículos, entre los que se encuentran ropa de lujo o incluso productos de alta tecnología, acaban siendo destruidos sin haber sido utilizados ni una sola vez

07 mar 2022 . Actualizado a las 15:40 h.

Prendas con la etiqueta todavía colgando, teléfonos móviles con todos los precintos puestos o televisores que nunca han sido encendidos terminan siendo cada día completamente destruidos. Sin haber sido estrenados. Sin haber cumplido ni un solo día con la misión por la que fueron fabricados. Generando una enorme contaminación para un propósito nulo. Organizaciones como Greenpeace llevan ya un tiempo advirtiendo de una realidad que para muchos es invisible, pero que existe. Y vaya si existe. Una investigación de la cadena británica ITV News descubrió que el gigante Amazon destruye en un solo almacén del país nada más y nada menos que 124.000 productos de toda clase cada semana. Artículos nuevos que alimentan la inmensa montaña de desechos que cada día generamos los seres humanos. Se mezclan con aparatos estropeados y otro tipo de desechos.

Tal y como explicaron ex empleados de la compañía, la mitad de lo que se desecha está en perfecto estado y nunca han sido retirados de su embalaje original. Entonces, ¿por qué lo tiran? Las razones son de lo más dispar. Pueden ser aparatos que no se han podido vender pero que empiezan a estar ya obsoletos o cosas que se han devuelto y que no han podido ser revendidas a través de alguno de los sistemas que los de Jeff Bezos tienen para dar salida a los productos ya utilizados.

Y no hablamos de cosas de pequeño coste. Hay trabajadores que aseguran haber visto portátiles, drones o incluso iPads y portátiles Mac.

No es algo que solo hagan ellos. Tampoco son los únicos a los que han pillado con las manos en la masa. Hace unos años Burberry se situaba en el centro de todas las polémicas después de que se descubriera cómo gestionaban su exceso de stock. Por sorprendente que parezca, miles de bolsos y de colonias acababan siendo pasto de las llamas. Según los cálculos que se conocen, en un solo año llegó a incinerar unos excedentes valorados en 32 millones de euros.

Muchos se preguntarán, por qué no se dona o se vende a precio de coste. Y la razón detrás de este fenómeno en las marcas de lujo es el prestigio. Porque de esa forma se intenta proteger los valores de la marca, la propiedad intelectual y la exclusividad de un objeto que debe seguir estando solo en manos de unos pocos privilegiados. Sus bolsos o sus zapatos, alegan, no pueden acabar en mercados que reduzcan el precio de las colecciones venideras.

También se filtró hace un tiempo que Richemont, compañía suiza que distribuye los exclusivos Cartier y Montblanc, había llegado a destruir relojes por más de 400 millones de euros.

No todos lo hacen mal. Empresas como Loewe tienen acuerdos con empresas de reciclaje de componentes para tratar de reciclar sus perfumes. Y otras como L’Oreal permiten a sus empleados acceder a ventas privadas a muy bajo coste, además de donar excedentes a diversas organizaciones.

La realidad es que, en muchos casos, destruir sale más barato para las cuentas de la compañía que mantenerla en los almacenes. Los expertos calculan que el coste de una devolución supone 20 euros, mientras que el de la destrucción solo es de 14 céntimos.

Desde la Organización de Consumidores y Usuarios también lanzaron hace unos días un aviso: «Pese al aumento de tiendas de saldos (los popularmente conocidos como outlets), en España la mayor parte de los productos no alimentarios que no son vendidos acaban siendo destruidos. Es una práctica muy generalizada en plataformas de venta online y tiendas físicas... pero desde OCU pensamos que destruir productos porque no se han vendido debería estar prohibido. Por sostenibilidad y por solidaridad», resumen los responsables de la organización. Hay muchas empresas que, conscientes del daño que infligen al planeta, están ya tomando medidas. Amazon es una de las que se ha comprometido a mejorar todo el tratamiento de excedentes. De hecho, cuenta con varios acuerdos con empresas emergentes que se dedican a ofrecer a los clientes cajas sorpresa pero con productos usados de Amazon. Y lo hacen ofreciendo unos precios realmente interesantes.

Desde la OCU, también destacan esfuerzos como el de Francia. En suelo galo, desde el 1 de enero de este año, los fabricantes, distribuidores e importadores de productos alimentarios no pueden deshacerse de los productos nuevos no vendidos (por taras, fallos en etiquetado, devoluciones, fin de temporada...) y tienen la obligación de donarlos o reciclarlos. Y en caso de no respetar las medidas, pueden tener que hacer frente a multas de hasta 15.000 euros.

¿Y en España?

En territorio español todavía queda mucho por hacer. El problema se empezó a abordar todavía el año pasado y parece que va encaminado. La Ley de Residuos y Suelos Contaminados prohíbe la destrucción de excedentes de productos no perecederos como textiles, juguetes y aparatos eléctricos entre otro amplio y diverso catálogo. Así, las empresas estarán obligadas a destinar todo esto de manera preferente a labores de reutilización y de reciclado. Pero por ahora se trata de un proyecto de ley que deberá recorrer un largo camino antes de ser aprobado de forma definitiva. Y el clima no espera.