El otoño que se avecina

Isabel Novo Corti

MERCADOS

Christine Lagarde, presidenta del BCE
Christine Lagarde, presidenta del BCE WOLFGANG RATTAY | REUTERS

11 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Con el término recesión suele hacerse referencia a la evolución de la tasa interanual del Producto Interior Bruto (PIB), de forma que, cuando se registran dos trimestres consecutivos de caída del PIB, se afirma que la economía de ese país ha entrado en ese camino.

Aunque algunos analistas mantienen que España acabará el año inmersa en una recesión, lo más probable es que este ejercicio no sea ese el escenario, aunque se predice un otoño difícil con caída de la actividad, aumento del desempleo y con alta tasa de inflación, sin descartar escenarios más complicados en los que puedan producirse restricciones de suministros.

Los indicadores adelantados están anticipando el peor de los escenarios posibles. Entre los mejores indicadores para predecir las recesiones se encuentran la tendencia del PIB, las ventas de coches, y el paro registrado. En España, se mantiene la previsión de crecimiento del PIB para el 2022 (4,1 %), pero se revisa a la baja el crecimiento para el 2023, desde el 3,3 % al 1,8%. Por otra parte, después de dos años malos en cuanto a matriculación de vehículos, 2020 y 2021, el mes de julio hemos asistido a una caída del 12,5 %, lo que supone un descenso anual acumulado con respecto al 2021 del 11 %. Asimismo, el verano finaliza con una fuerte subida del paro; agosto deja 40.428 desempleados más por el fin de la temporada estival y las malas expectativas económicas, volviendo a situarse por encima de los 2,9 millones de parados.

La capacidad de anticipar recesiones aumenta cuando, a los anteriores indicadores, se agregan los indicadores de confianza, bursátiles y tipos de interés. El Indicador de Confianza Empresarial Armonizado (ICEA), publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INEI), bajó un 4 % en el segundo trimestre del 2022 en relación al trimestre anterior, su mayor caída desde la llegada de la pandemia. Por otra parte, la confianza del consumidor muestra una percepción negativa de los ciudadanos sobre el futuro a consecuencia de la inflación y la incertidumbre existentes.

En cuanto a los indicadores bursátiles hay que señalar que, tras la subida de los principales índices debido a la reactivación pospandemia durante el 2021, en este año 2022 se aprecia una bajada generalizada de los mismos, siendo los principales desencadenantes el conflicto de Rusia y Ucrania y el auge de la inflación. El incremento de los tipos de interés conlleva la subida de las hipotecas y de la financiación en general, lo que hará que disminuya el consumo, la inversión y la producción, con lo que se reducirá la actividad y, con ello, el empleo.

El Banco Central Europeo, institución presidida por Christine Lagarde, ha subido el tipo de interés 75 puntos básicos: se trata de la mayor subida desde la creación del euro, situándolo en el 1,25% dada la presión inflacionaria existente en el conjunto de la eurozona, la cual registró en agosto un IPC récord del 9,1%.

El principal mandato del BCE ahora es mantener la inflación en el 2 % a medio plazo. En definitiva, todo apunta a que la situación económica no va a ser buena en los próximos meses. Estados Unidos ya entró en recesión técnica tras conocerse que su producto interior bruto (PIB) cayó un 0,2 % en el segundo trimestre, cuando ya venía de una contracción del 0,4 % en el trimestre anterior. A pesar de todo lo anterior, se puede concluir con la frase de Winston Churchill, que se inspiró en otra similar aparecida en El Príncipe de Maquiavelo. «Nunca dejes que una buena crisis se desaproveche».

 Isabel Novo Corti. Catedrática de Economía de la Universidade da Coruña.