Las tiendas de conveniencia, que abren 24 horas y forman parte del paisaje de cualquier ciudad nipona, se enfrentan a la escasez de personal y a la sobredimensión del sector
28 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Japón es el país que más tiendas de conveniencia tiene: hay más de 57.000 y son toda una institución que forman parte de la vida cotidiana del país. Se conocen popularmente como konbini y son comercios que abren las 24 horas, siete días a la semana y forman parte del paisaje de cualquier ciudad nipona. A la salida del metro o en las esquinas siempre encuentras algún konbini que ofrece todo lo básico para sobrevivir, desde comida para llevar a productos de higiene o cargadores de móvil. Ha sido un modelo de éxito que se ha adaptado a la forma de vida del país y ha evolucionado con él en su medio siglo de existencia.
Entre este tipo de tiendas, hay una cadena que brilla con derecho propio y se puede decir que les da nombre en todo el mundo a este tipo de comercios: 7 Eleven. Ito-Yokado, una empresa minorista japonesa, alcanzó en 1973 un acuerdo de franquicia con la empresa matriz estadounidense Southland Corporation. Abrió la primera tienda en Tokio al año siguiente. El éxito fue tan grande que los japoneses se hicieron con el control de la compañía en 1991 y en la actualidad la propietaria de la multinacional es Seven-Eleven Japan Company.
Hoy en día el mercado se lo reparten tres grandes marcas: 7-Eleven, lo lidera con 21.000 establecimientos, seguido de Family Mart y Lawson. Pero el número de empresas es mucho más extenso: New Days, Ministop o Daily Yamazaki son algunos ejemplos. En las grandes ciudades es común verlas juntas en la misma calle haciéndose la competencia.
En sus inicios las tiendas ofrecían productos de primera necesidad y competían con los horarios, ya que permanecían abiertas cuando los demás establecimientos cerraban. El triunfo de los konbini es que han sabido transformarse y adaptarse a las necesidades de la población. En 1978 empezaron a vender, envueltas en plástico, bolas de arroz, hasta entonces un plato casero. Fue un éxito y el preludio de la venta de comida preparada que ahora llena las estanterías.
A finales de los 80, estos establecimientos ampliaron la oferta hacia los servicios y ya se podían pagar facturas de suministros o impuestos en ellas. Una década más tarde, instalaron los cajeros automáticos para sacar dinero e incluyeron servicios de fax, fotocopias o recogida de correo.
En la actualidad, en estas tiendas de proximidad se puede recoger y enviar paquetes, pagar facturas, comprar entradas y disfrutar de conexión a internet la de alta calidad. La variedad de productos se ha sofisticado, desde los aperitivos a la comida para llevar. Las colas a la hora de la comida o a la salida del trabajo para comprar la cena o un tentempié son habituales. Incluso muchos establecimientos han incorporado un pequeño espacio con microondas para calentar la comida y sillas para consumirla rápidamente mientras se recarga el móvil. Las empresas optan por competir con la especialización. Es el caso de Family Mart, que ya ha lanzado una marca de productos más ecológicos. Es precisamente la expansión del sector lo que ha creado una saturación. Se calcula que en Tokio hay unas 50 tiendas por cada 100.000 habitantes. En el 2018, el sector sumaba 58.340 establecimientos y entonces empezó a menguar. Tres años después, ya se había reducido a 57.544 tiendas. Al exceso de oferta se suma la falta de mano de obra. Japón apenas tiene inmigrantes y la población local prefiere otros trabajos. Las cadenas optan por la tecnología y han puesto en marcha tiendas sin caja. El cliente pasa los productos por un lector y paga con su móvil, así se ahorra personal. El Gobierno incentiva este cambio con un plan de ayudas aprobadas en el 2019 para conseguir la automatización de los comercios en el 2025. El programa implica la introducción de etiquetas electrónicas para un seguimiento eficiente de los productos y que sean compatibles con el uso de microondas.