Alexander Soros coge el testigo del imperio financiero construido por su padre
21 jun 2023 . Actualizado a las 18:04 h.Tiene 92 años. Le ha costado. Pero, al final, ha acabado por admitirlo. Ha llegado el momento del paso atrás. De ceder el testigo a alguien para más trotes. Y eso después de años y años en el Olimpo de las finanzas. Para quienes no peinamos, ni de lejos, tantas canas como él; pero sí alguna que otra, y con muchas horas de vuelo en eso de la arena de los mercados, será siempre el hombre que puso de rodillas al mismísimo Banco de Inglaterra y acabó expulsando a la libra esterlina del Sistema Monetario Europeo. Ese mecanismo del que muchos no han oído ni siquiera hablar, y otros muchos apenas recuerdan, y donde se movía también —aunque no como pez en el agua— nuestra recordada peseta. Un sistema de tipo de cambio establecido por las autoridades europeas, en el que todas las monedas estaban referenciadas al todopoderoso marco alemán y en el que mantenían una cotización prácticamente fija que, en la mayoría de los casos, solo podía oscilar un 2,5% arriba o abajo de la divisa germana. En el caso de la libra, ese margen era del 6%.
De poco le sirvió cuando los especuladores entraron en escena. El más voraz, George Soros, que en aquel miércoles negro de 1992 se embolsó mil millones de dólares apostando contra la divisa británica. Un lance ese, y los que vinieron después, con el que este más que avispado inversor estadounidense de origen húngaro se habría ganado a pulso su estrella en el paseo de la fama del mundo financiero, si es que lo hubiera.
Pero no es a esta casi leyenda de las finanzas a quien van dedicadas estas líneas, sino al elegido para tomar el relevo al frente de un imperio valorado en 25.000 millones de dólares: su hijo Alexander (Nueva York, 1985), el segundo más pequeño de cinco hermanos. «Se lo ha ganado», es la razón que aduce su padre. Y eso porque la elección ha cogido con el pie cambiado a más de uno. Empezando por el mayor de sus vástagos, Jonathan, abogado con experiencia en finanzas, que partía como favorito en las quinielas de Wall Street para, llegado el momento, relevar a Soros al frente de la Open Society Foundations, el brazo filantrópico del magnate, que Alexander preside desde diciembre. Una red internacional que apoya financieramente, con unos 1.500 millones de dólares, a los grupos de la sociedad civil con el fin, asegura, de promover la justicia, la educación, la salud pública y los medios independientes.
Fines todos ellos que les han granjeado las iras, dentro de casa, de los republicanos; y fuera, las de, por ejemplo, el presidente de Hungría, Viktor Orban, cuya campaña explícita en contra del multimillonario, llevó a este a tomar la decisión de trasladar su oficina de operaciones internacionales de Budapest a Berlín en el 2018. Con 37 años, y licenciado en Historia, Alexander —Alex, como lo conocen en casa— es un apasionado del hip-hop y del equipo de fútbol americano New York Jets. Y tiene una vida social de lo más intensa. Habitual es verlo en fiestas rodeado de famosos en escenarios como Cannes o los Hamptons; y que las organice en su lujosa mansión. Veladas estas últimas a las que suelen asistir desde leyendas de la NBA, a afamados cantantes y modelos.
Será un fiestas, sí, pero eso no quita que este soltero de oro, todo un abonado a eso de rodearse de mujeres hermosas, esté decidido a entregarse en cuerpo y alma a proteger y continuar el legado de su padre, dándole, eso sí, su toque personal. Si hay posibles, tiempo hay para todo.
Para empezar, se define como «más político» que su progenitor, uno de los principales donantes del Partido Demócrata. En la órbita de la socialdemocracia, pone el acento el joven Soros en la defensa de las libertades y de otros derechos más controvertidos, por cuanto que hay quienes no los consideran derechos, como el aborto o la eutanasia.
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