Malasa exhibe músculo en París

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En la Seine Musicale, el grupo gallego montó en tiempo récord la imagen de las habitaciones piloto para la renovación de los hoteles Radisson y Louvre

14 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«Me pillas en París», dice al otro lado del teléfono Paloma Rolle, directora de la Oficina Técnica de Grupo Malasa. Acaba de coordinar un auténtico sprint, una exhibición del músculo de la firma gallega. En menos de 24 horas, crearon seis habitaciones piloto en la Seine Musicale, el ultramoderno palacio de exposiciones galo que el 16 y 17 de diciembre fue escenario de la convención de 400 directivos e inversores de los grupos Radisson y Louvre, de la corporación china Jin Jiang International, inmersos en un proceso de renovación de la imagen de algunas de sus marcas. Solo los hoteles Louvre prevén reformar en cuatro años 1.500 habitaciones en 145 establecimientos.

En una de las siete islas del Sena, Malasa demostró no solo su capacidad para hacerlo, sino para hacerlo en tiempo récord. El proyecto se desarrolló para presentar la nueva imagen de Louvre Hotels Group y fue una actuación medida hasta el milímetro y de gran complejidad logística: no solo hubo que fabricar todos y cada uno de los elementos, sino trasladar hasta Francia y por las estrechas calles parisinas equipos de oficina técnica, montadores y ¡14 tráilers! de mobiliario hecho a medida en las fábricas de Malasa.

«Contactaron con nosotros en septiembre; Radisson es una cadena con enseñas reconocidas por todo el mundo y Louvre, del mismo propietario, necesita renovación porque tiene hoteles muy bien situados pero antiguos. Deciden hacer la convención entre ambas empresas para mostrar su plan de modernización, tan ambicioso que aparte de hacer el estudio y desarrollar la imagen de interiorismo, buscan además una empresa que sea capaz de montar con gran rapidez», explica Rolle. La razón, está clara: pretenden reformar sin cerrar sus hoteles, acotando las obras por plantas, y reducir así al mínimo el lucro cesante. «Cuanto antes puedas hacerlo, antes se vuelven a colocar las habitaciones en el mercado, sobre todo con los Juegos Olímpicos a la vuelta de la esquina», incide Rolle sobre el bum turístico esperado.

Con el evento en la Seine, la corporación quería mostrar y convencer a sus inversores (tienen hoteles propios y franquiciados) de que la renovación ágil de sus hoteles, con obras de 36 horas, no solo es posible, sino que supone una oportunidad para imprimir un cambio total y, además, puede multiplicar el retorno económico.

El reto para Malasa, obviamente, era también toda una oportunidad para corroborar en vivo y en directo que el nombre que ya tienen no es casualidad y certificar con el ejemplo su posicionamiento para optar a la millonaria operación de multireforma hotelera.

Tras el contacto inicial, Malasa se puso manos a la obra con un proyecto singular. «La Seine es un recinto ferial, teníamos que fabricar también la envolvente: el suelo, el techo, las paredes, además de todo el mobiliario, los elementos de las habitaciones, el baño…».

A las seis semanas, el cliente introdujo cambios sobre el propio diseño inicial y en Galicia empezó la fabricación y la planificación con cronograma de exigente minutado. «Se montó todo en 20 horas y, solo 7 horas después, se desmontó en otras 12», explica. La capacidad y flexibilidad de Malasa para satisfacer al cliente se demostró en una operación «arriesgada» y sin margen para el error. «Sabíamos que justo después de montar entrarían 400 señores trajeados, o sale bien o no, no había tiempo para cambiar sobre la marcha». Por eso enviaron material duplicado: podía romperse, por ejemplo, un espejo imposible de reemplazar, menos en una isla y menos en domingo.

Al final, 42 personas en la zona cero lo hicieron posible: la oficina técnica, producción, carpinteros, electricistas, pintores, operarios de logística, equipo de gestión y organización... todos desplazados a París. «La agilidad del evento era la agilidad del propio proyecto», subraya Rolle del reto superado. No oculta la satisfacción, consciente de que la capacidad de reacción y la respuesta al cliente son bazas clave para un contrato muy disputado. «Los franceses son los grandes competidores, pero creo que estamos bien situados», concluye.